Madre María Antonia de Jesús, carmelita descalza

Efectivamente, ¿con qué otra expresión podríamos presentar en el Blog de la Madre esta extraordinaria noticia? Sólo la alegría santa, la alegría de los que vivimos el fuerte vínculo de la comunión de los santos, puede reflejar lo que para todos nosotros significa este último paso que se ha dado en Roma para finalizar una etapa importante de la Causa, iniciada en el inolvidable Acto de Apertura diocesana, en 1993. Esta etapa, que hemos ido viviendo con interés sumo y con pasión de creyentes, llega en estos momentos a su fin. En otras ocasiones hemos ido transmitiendo a los lectores visitantes los pasos que se iban dando en el Proceso. El pasado 15 de Mayo ha tenido lugar la aprobación de las Virtudes Heroicas de la Sierva de Dios en la Sesión Ordinaria de los Obispos y Cardenales de la Congregación, con su Prefecto, nuestro inolvidable señor cardenal, Ángelo Amato, presidiendo tan importante reunión. La aprobación de este último grupo de Consultores de la Positio ha sido de manifiesta complacencia.

Esta Sesión Ordinaria ha dado pie a que nuestro amado Santo Padre, Papa Francisco, haya firmado el Decreto de Heroicidad de las Virtudes de la Sierva de Dios. A partir de este momento, la Sierva de Dios pasa a adquirir el título de “Venerable”. Pero, ¿qué consecuencias o qué novedades aporta esto a la figura de la ya ahora “Venerable Madre María Antonia de Jesús”

Haremos unas breves alusiones. En primer lugar aclarar una expresión o título que de modo tan sólo honorífico dábamos a nuestra Sierva de Dios, sin intención de adelantarnos al juicio de la Santa Iglesia. De hecho, en la praxis precedente al Código de 1917, después del Decreto de introducción de la Causa, se solía dar el título de Venerable al Siervo de Dios. Más tarde se prohibió emplear dicho título hasta que no hubiera sido publicado el Decreto sobre la heroicidad de las virtudes. ¡Y aquí es donde nos encontramos

Es interesante constatar que, al menos en la tradición de la Orden carmelitana, las primitivas Madres Fundadoras que siguieron el proceso de expansión de la Orden de Santa Teresa y fallecieron en olor de santidad, recibían este título. Así, tenemos a la Venerable Madre Ana de Jesús, citada expresamente por Santa Teresita de Lisieux como “la fundadora del Carmelo en Francia”. También la Venerable Madre Catalina de Cristo, fundadora del Carmelo en Barcelona y Pamplona. Esta denominación se les atribuía como un signo de respeto y venerabilidad hacia su persona y su ejemplar vida, pero en nuestro caso, “nuestra venerable Madre María Antonia de Jesús”, fue tratada con esta cariñosa acepción desde los principios de su partida al cielo hasta bien pasados los tres siglos que nos separan de ella.

La aprobación última de los señores cardenales y obispos es la que ha permitido que el Papa haya firmado solemnemente en este mes de junio el Decreto de la Heroicidad de las Virtudes de la nueva Venerable. El título que se adquiere con esta firma papal, es la rubricación de un largo Proceso de estudio de su vida y virtudes, que, al ser promulgado por el Santo Padre, el único que tiene potestad en la tierra de considerarlo así, determina que esta persona –Sierva de Dios- puede acceder a su Beatificación, es decir, que esta persona es Bienaventurada.

Otra consecuencia que se deriva de este Decreto de Venerabilidad es que, a partir de ahora, nuestra Venerable Madre María Antonia de Jesús puede recibir expresiones de veneración en todas las iglesias, exponiendo al público sus imágenes y venerándolas los fieles. De hecho, sería el momento ideal de acrecentar más la visita a su sepulcro y, ¿por qué no, a los bellísimos lugares donde transcurrió su infancia y primera juventud?

Por último, parece que por su propio peso cae la siguiente pregunta: ¿qué falta, entonces, para dar paso a su Beatificación? Pues falta el aval decisivo venido del mismo Dios, es decir, la realización de un milagro claro, real, bondadoso, espléndido, que manifieste ser voluntad de Dios la glorificación de nuestra Venerable. Siempre la Santa Madre Iglesia, que busca tan sólo el bien y la complacencia del Altísimo, espera atenta esta señal del cielo, que garantiza la santidad que el pueblo de Dios ha intuido desde el principio. Es la garantía sobrenatural que confirma el parecer del Santo Padre.

Concluimos esta larga reflexión animando a todos a que sigan interesándose más y más por esta noble y venerable figura de carmelita descalza. Sus innumerables riquezas espirituales, sin olvidar sus magníficas cualidades humanas, tienen todavía mucho que decir y mucho con qué enriquecer no sólo a los creyentes, sino a todo hombre y mujer de buena voluntad, porque María Antonia se destacó principalmente siempre por esta capacidad de acogida, amor y desvelo universal: a ella lo que le interesaba era la persona en sí, toda la persona, única en su complejidad y dignidad inherente a su filiación divina.

¡Pidamos, repartamos con prodigalidad sus estampas, folletos y reliquias a amigos, conocidos, enfermos, agobiados…! Sepan que desde nuestro monasterio les enviaremos con sumo agrado el material que nos pidan, de manera gratuita. Estén seguros de que desde ahora la Venerabilidad de la Madre María Antonia, refrendada por la Santa Iglesia, va a tener una influencia muy especial en nuestras vidas: basta con que lo vivamos con fe y con amor y así nos encomendemos a su protección tanto en cosas pequeñas como grandes.

Muy próximamente escribiremos aquí una crónica en la que se trasluzca toda la emoción y las celebraciones festivas con que ha sido acogida esta noticia por sus hijas carmelitas de Compostela. Desde aquí felicitamos y agradecemos de corazón a todos los que han estado tan unidos a nosotras en los avatares -¡nunca ha dejado de ser una apasionante aventura!- de este largo y nutrido Proceso de Canonización.

 

Fuente: http://mariaantoniadejesus.blogspot.com