Momento Blanco en Cope: El abrazo salvador

Aquella mañana lluviosa del 17 de octubre de 1995 en Worcester, Massachusetts, quedaría grabada para siempre en la memoria de la enfermera Gayle Kasparian. Dos gemelas de parto prematuro, las hermanas Jackson, eran atendidas en la UCI de neonatos. Para prevenir infecciones, cada bebé se cuidaba por separado. La evolución de Kyrie era favorable. A su hermana Brielle, en cambio, se le iba apagando la luz.

La madre de las niñas se desesperaba y la enfermera recordó una práctica ya habitual en Europa: poner juntos a los hermanos prematuros, compartiendo manta e incubadora. Decidieron probar. Con asombro, presenciaron un cambio inmediato. La pequeña se calmó enseguida. Relajada, su nivel de saturación de oxígeno llegaba, por primera vez, al 100%. La taquicardia dio paso a la estabilidad del corazón…

El saludable color rosa “cerdito” se iba extendiendo por las dos hermanitas. Esa misma noche, sobrevino el pequeño milagro, inmortalizado en una fotografía que daría la vuelta al mundo: mientras todos dormían, Kyrie abrazó a su hermana Brielle. Hubo absoluta unanimidad al denominar aquella escena como “El abrazo salvador”. Esta práctica pediátrica, se incorporaría de inmediato a los protocolos clínicos.

Hay coronavirus, con lo cual, abrazos físicos: aún no. Hasta que los recuperemos, necesitamos cercanía. En formas diversas. Mientras estemos de paso, la vida supondrá lucha; mejor lucharla juntos. El Hermano Mayor que nace, nos abraza en el “colo”. Ahí comienza nuestra salvación.

Manuel Á. Blanco