Los mensajes de afecto tocan el corazón capaz de ilusionarse. Hace 70 años llegaba una botella a la costa canaria. Dentro de ella, 5 estampas de la Virgen de Begoña; y una nota de Martín Valle que decía: “en el Vapor Aragón, a 27 de agosto de 1948, 35 peregrinos de la Acción Católica de Bilbao a Santiago de Compostela saludan a las que encuentren este mensaje y piden al Señor consigan encontrarse con nosotros en el cielo”.
La “botadura” de esta peculiar comunicación sucedía en las proximidades de Camariñas, junto al Cabo Vilán. Eusebio Sosa y Benita Izquierdo, matrimonio tinerfeño de Almáciga, encontraron el mensaje. No sabían leer, por lo que se lo llevan a Doña Clotilde, la maestra. La población interpreta el suceso como un designio divino: desean que la Madre de Dios sea su patrona; y la del equipo de fútbol local.
Espoleado el corazón sin medida de los vascos ante el eco de su misiva, se prodigaron en regalarles una imagen con manto de la Virgen de Begoña. Ésta arribó a la costa de Almáciga en 1950, flanqueada por los pescadores y ante una emocionada multitud. El pueblo la entronizó en la pequeña ermita local. El próximo 1 de junio se abrirá al culto un nuevo templo para albergar a la Amatxu, apelativo cariñoso de Nuestra Señora.
El domingo de Ramos cambiaremos la botella por la Cruz; la Madre por el Hijo; la Maestra, por la Iglesia. ¿Sabremos leer el mensaje de Amor?
Manuel Ángel Blanco
(Cope, 12 de abril 2019)