La proverbial “Ley Corcuera” generaba mil comentarios: “Una patada en la puerta y entran en cualquier casa”. Gennet también se apellida Corcuera, pero la “ley” de que está hecha es bien distinta. Gennet Corcuera: primera sordociega europea licenciada universitaria. Con cinco años, en una aldea etíope, gateaba agarrada a un palo (su única referencia sensorial). Tapen ojos, oídos y no hablen…: pues siempre así para ella.
Carmen Corcuera, suegra del embajador español en Etiopía, viajó al país para visitar a la familia. Ante los horrores locales por la sequía y la hambruna, quiso ayudar. Conoció la casa de acogida Madre Teresa de Calcuta. Los padres de Gennet se la habían entregado a las religiosas de allí porque había enfermado gravemente. “¿Adónde vas, Carmen? ¿Cómo vas a adoptar una niña así?”, le cuestionaban. El amor vence a la fría lógica.
Hoy, Gennet Corcuera es profesora de 18 alumnos sordociegos en el centro Santa Ángela de la Cruz (Sevilla). Las conclusiones “políticamente correctas” serían: “puedes hacer cuanto te propongas” o “necesitamos integración”. Caben otras: 1) El centro que recogió a Gennet de pequeña y el que la contrató como profesora pertenecen a religiosas católicas. 2) La mayoría de los “grandes problemas” de nuestra sociedad, son chorradas. 3) La sagrada dignidad del ser humano existe, haga éste cosas o no. 4) Una maestra que no ve, no oye o no habla, puede enseñar a hacer todo eso. 5) Una madre adoptiva trajo felicidad al mundo aplicando misericordia.
Manuel Ángel Blanco
(Cope, 26 de abril 2019)
