Mons. Julián Barrio Barrio es el arzobispo de Santiago de Compostela desde 1996, aunque actualmente afronta sus últimos meses en el cargo, en el que lo sustituirá mons. Francisco José Prieto.
—¿Qué significado tiene para usted el Año Jubilar en Cee?
—La Iglesia tiene muy en cuenta el sentir del pueblo cristiano en un determinado lugar. La profunda devoción en la comarca a la Virxe da Xunqueira de Cee llevó al párroco, Desire Kouakou, a solicitar el Año Jubilar para aprovechar todos los frutos que el cariño a la Santísima Virgen derrama en los alrededores. No lo hizo por cuenta propia sino en representación de un fuerte sentir popular. Desde febrero del presente año, el templo ceense (con más de 600 años de historia) ha recibido el reconocimiento de Santuario, debido a la afluencia constante de fieles que acuden con fervor mariano a rezar junto a la imagen de La Aparecida, en este rincón de A Costa da Morte.
—Acaban de nombrar un nuevo Arzobispo para Santiago de Compostela, ¿Cómo se siente sabiendo que el cierre de este Año Jubilar constuirá uno de los momentos más emotivos y culminantes de su despedida?
—Ciertamente que la coronación canónica de la imagen de la Virxe de A Xunqueira de Cee culminará la amplia y fructífera actividad de todo el año jubilar mariano, desde la apertura simbólica de la puerta santa del templo ceense. Seguramente que constituirá uno de los últimos actos de mi etapa al frente de esta Archidiócesis compostelana. Me alegra mucho que esto suceda entre la gente marinera cuya devoción a la Santísima Virgen admiro y celebro. Como no puede ser de otra manera, me ayudará en mi propio itinerario de fe, acrecentando mi sentimiento filial a María y compartiéndolo con el pueblo de Dios presente en esta comarca.
—¿Se puede establecer un paralelismo entre el Año Santo compostelano y el Año Jubilar mariano a Nosa Señora da Xunqueira?
—Qué podemos decir sobre el fenómeno jacobeo! Sorprende a propios y extraños que la peregrinación a Santiago crezca año tras año como un elemento de vitalidad humana y espiritual sin parangón. Por otra parte, el término «Jubileo», hace alusión a un tiempo especial en el que la Iglesia ofrece de un modo especial a todas las personas la gracia del amor de Dios y su misericordia. El Camino de Santiago facilita de un modo admirable ese encuentro con el Señor, con los hermanos y consigo mismo mediante la oración, el sacrificio, la conversión, la escucha del Evangelio, el perdón de los pecados, la Eucaristía, la fraternidad, las buenas obras, etc. El año jubilar mariano incluye un elemento imprescindible para los católicos como es la devoción a la Virgen María. Se trata, por tanto, de un motivo de gozo añadido para quien desee crecer en la fe y celebrarla comunitariamente.
«Los vínculos entre Cee y Santiago nunca se perdieron, y se reforzarán»
Otra de las cualidades que hace de este acto especial para el arzobispo es el vínculo entre Cee y Santiago de Compostela. Una relación de la que durante este último año se ha apuesto de manifiesto en múltiples ocasiones. Sobre todo, a través de la figuras de los ceenses Domingo Antonio de Andrade y Maximino Mariños.
—Además de este Año Jubilar, ¿Existe una gran vinculación entre Cee y Santiago de Compostela?
—El 1 de mayo la Virgen de A Xunqueira de Cee será coronada canónicamente, como bello broche al Año Jubilar celebrado en la comarca. Además de todo su provecho pastoral y espiritual, ha constituido una ocasión para resaltar la vinculación histórica entre la villa marinera y la parroquia ceense con la Catedral compostelana y la propia ciudad de Santiago. Sobre todo desde la Baja Edad Media, el comercio, el arte, la fe y las peregrinaciones han estrechado los lazos entre los lugares y las personas. Además, personalidades ilustres nacidas en este bello rincón de la Archidiócesis ya tienen un profundo hueco en el imaginario universal que une Santiago y Cee. El arquitecto Domingo Antonio de Andrade, por ejemplo, natural de Cee, figura imprescindible del barroco gallego. El imaginero Maximino Magariños, otro ilustre hijo de esta villa, escultor de varias tallas del templo de Sta. María de A Xunqueira y autor del retablo de las Reliquias y de la capilla de Santa María la Blanca de la catedral de Santiago, junto con su obra pétrea del sepulcro del conde Froilaz. A nivel eclesiástico, estos vínculos nunca se perdieron y ahora se verán más reforzados desde la distinción del templo ceense como santuario y cofrade de honor de la Archicofradía Universal del Apóstol Santiago.
—¿Qué le diría a las parroquias que conforman la Unidad Pastoral de Cee una vez que haya concluido el Año Jubilar? ¿Cómo seguir activas en la pastoral local y diocesana?
—Que no cesen en su empeño evangelizador. El impulso que la devoción a la Santísima Virgen les ha facilitado durante todo este año jubilar habrá de ser un faro que guíe su fe en medio de sus actividades cotidianas. La labor parroquial conjunta que se lleva a cabo en esa comarca constituye ya un referente y un factor de unidad para todos los sectores de la sociedad en ese lugar. La devoción popular, la catequesis, la acción social y solidaria a través de Cáritas u otros caminos… Ser sal y ser luz, es una tarea de siempre para los que profesan la fe cristiana. El fervor mariano que aquí se cultiva, a buen seguro que traerá grandes frutos para la pastoral a desarrollar en el futuro, sin olvidar que para ir al Hijo lo mejor es hacerlo de la mano de la Madre.
«El acto de coronación es uno de los más solemnes y peculiares»
—¿Cómo definiría el acto litúrgico del 1 de mayo: la coronación canónica de la Virgen?
—La coronación canónica de las imágenes de la Bienaventurada Virgen María es una de las formas más solemnes y peculiares — además de extraordinaria y excepcional —del culto a la Madre del Señor. No es una celebración muy antigua en la historia de la liturgia. Las primeras coronaciones canónicas se remontan al siglo XVII, y no fueron incorporadas definitivamente al conjunto de las celebraciones litúrgicas católicas hasta el siglo XIX. El rito pretende subrayar la devoción por una determinada advocación de la Virgen María, y consiste en la imposición de una corona —o coronas, si la imagen de la Virgen lleva también la del Niño — al icono o imagen. María es por tanto invocada y tenida por el pueblo de Dios como Reina, porque es Madre del Hijo de Dios y Rey mesiánico.
Fuente: La Voz de Galicia