Monseñor Barrio dice que la vida contemplativa ayuda a descubrir la verdad y la belleza presentes en la creación

Carta Pastoral del arzobispo compostelano para la Jornada Pro Orantibus

En una Carta Pastoral con motivo de la Jornada de la Vida Contemplativa, que la Iglesia celebrará este domingo día 11 de junio, el arzobispo de Santiago, monseñor Julián Barrio, indica que “la aportación que el cristiano, y más en particular la vida contemplativa, puede hacer a la Iglesia en el tiempo que nos toca vivir, es ayudar al “pueblo de Dios” en su peregrinación espiritual en medio del drama humano”. El arzobispo señala que “los contemplativos deben acompañar a los peregrinos de la fe en su viaje, en su búsqueda del bien, la verdad y la belleza”, realidades presentes en la creación, tal y como se pone de manifiesto en la encíclica “Laudato Si´” del papa Francisco. “Se necesita”, apunta monseñor Barrio, “que los hombres y las mujeres de nuestro tiempo descubran la belleza de Dios y el “Evangelio de la creación”, como le sucedía a san Francisco al que la naturaleza mostraba las huellas del Señor que pasaba”. Los objetivos principales de esta Jornada pro Orantibus son orar a favor de los consagrados y consagradas en la vida contemplativa, dar a conocer la vocación contemplativa y promover iniciativas pastorales dirigidas a incentivar la vida de oración.

El arzobispo de Santiago recuerda que si bien la “naturaleza se convierte en “lugar teológico” que nos invita a responder en alabanza y adoración”, también percibimos “la amarga sensación de la oscuridad y del caos, que ensombrecen nuestros ojos y agobian el alma”. Monseñor Barrio insta a “contemplar el mundo con la mirada de Dios”. Una “mirada que no es como la del hombre: el hombre ve las apariencias, pero el Señor ve el corazón”. El desafío es que tenemos que aprender el secreto de ver lo extraordinario dentro de lo ordinario, de ver la divinidad titilando dentro de la humanidad, y de ver halos alrededor de caras familiares”.

“Mantener en todo momento esa mirada contemplativa”, apunta el arzobispo compostelano, “la mirada de fe, hará ver siempre el mundo con gratitud y como una bendición, entonando cada cual su propio: “Alabado seas, mi Señor”.