- El plan pastoral anima a recuperar la presencialidad en las eucaristías dominicales y a trabajar en red y con espíritu de sinodalidad.
El arzobispo de Santiago, monseñor Julián Barrio, presidió hoy viernes un encuentro en la Casa Diocesana de Ejercicios en el que vicarios territoriales, arciprestes y delegados diocesanos analizaron la propuesta de plan pastoral para el curso que se inicia. El arzobispo, tras el rezo de la Hora Intermedia y una oración por Víctor Maroño, vicario general de la Archidiócesis recientemente fallecido, invitó a los diocesanos a tomar un nuevo impulso en la vivencia del Año Santo y el testimonio de la fe. “En este Año Santo”, dijo, “debemos adoptar una actitud de conversión” a la que se nos invita desde la luz del “rostro que quiere revelarse”, que no es sino Cristo Resucitado. Monseñor Barrio recordó la dureza de los tiempos vividos por la pandemia, que supuso “un baño de realidad, sin analgésicos” y aseguró que “no podemos ignorar el sufrimiento de tantas personas”, al tiempo que pidió que “nos asiente la fe recia”, como fruto evangélico.
En la reunión, el obispo auxiliar, monseñor Francisco José Prieto, presentó las líneas esenciales de la propuesta de plan pastoral para 2021/2022. Estas pasan, a modo de resumen, por vivir el Año Santo Compostelano y reiniciar y recuperar la vida pastoral y comunitaria en todos los niveles. En el lema elegido, “Por tu palabra echaré las redes”, se recogen los elementos clave de este programa: volver a la vida en las parroquias; hacerlo con esperanza y confianza; reconocer la importancia de la apostolicidad que se singulariza en el Año Santo; y trabajar en red y en comunión, en la línea de la sinodalidad trazada por el Santo Padre.
Precisamente, el arzobispo indicaba que tras recuperar cierta normalidad post pandemia, el hecho de ser “colaboradores de la misión de Cristo” interpela a todos los diocesanos a “hacer más decididos nuestros pasos”. Monseñor Barrio indicó que “la fe compromete todo nuestro ser” y debe despertar “todas nuestras energías”. D. Julián añadió, también, que la fe “nos empuja a la aventura más arriesgada de la vida” pues busca el dar fruto “donde esté cada uno”.
“Creer en Dios”, resumió el arzobispo, “es comprometerse con su iniciativa”.
En esta propuesta de plan pastoral que hoy se abordó en el encuentro de la Casa de Ejercicios se indicaban varios puntos concretos en los que trabajar. Entre ellos, la promoción del Año Santo en las parroquias, arciprestazgos o zonas pastorales; retomar la actividad de la Escuela de Agentes de Pastoral (EDAP); o avivar la celebración dominical en torno a la Eucaristía, recuperando la presencialidad en las acciones litúrgicas.
También se alude a favorecer la celebración del Año Santo para aquellos colectivos que, como conventos de clausura, residencias de ancianos o de personas discapacitadas o prisiones, no pueden peregrinar hasta la Catedral. En esta propuesta se ofrece la peregrinación de la imagen-relicario de Santiago, cuyo recorrido por la diócesis se vio interrumpido por la pandemia.
El obispo auxiliar recordó, además, la dimensión fundamentalmente espiritual del Año Santo Compostelano, animando a fomentar las peregrinaciones diocesanas al sepulcro del Apóstol. Por otra parte, monseñor Prieto explicó que todo ello ha de conducir a suscitar una creatividad de la caridad, que responda a las nuevas situaciones de vulnerabilidad y fragilidad a consecuencia de la pandemia, que podrían concretarse en la promoción de una obra social-caritativo a nivel diocesano como fruto y compromiso del Año Santo Compostelano.