Peregrinando por la Diócesis: San Xulián de Bastavales (1ª parte)

Los datos más antiguos que tenemos sobre esta feligresía vienen del monasterio de Sta. María de Lampay. Su influencia llegó hasta un lugar recóndito para la oración que hoy está cerca de la aldea de Rubial. Allí hubo una capilla que permaneció hasta el siglo XIX cuando sus imágenes fueron traídas para la gran iglesia parroquial.

Según el Tumbo de Toxos Outos, en el año 1.185, Lampay cede a éste una porción en Sta. Cecilia y en S. Julián de Bastavales. Toxos Outos pagará cada año una talega de pan.

(Vide Enciclopedia del Románico en Coruña.p.551, año 2.020)

Consta que ya en el siglo XIII, y, posiblemente ya en los siglos VII o X existía una capilla de Sta. Cecilia. En 1.824 se trajeron las imágenes para la iglesia parroquial. En 1.664 se trajeron albas y en 1.704 hubo restauración de la capilla.

El pueblo conocía aquella capilla como la de Sta. Cecilia. Alrededor de 1.963 todavía quedaban restos de la construcción románica y podían hacerse conjeturas sobre el plano de la misma. Estaban en paz aquellas reliquias del pasado bastaval hasta que fueron reconocidas por entidades oficiales y se llevaron sus restos para Santiago. En principio estuvieron depositados en el Museo de las Peregrinaciones También en 1.987 y 2.006.

Hubo oposición en la parroquia. Con escritos en la prensa compostelana, en febrero y mayo de 1.963. Recientemente hubo  evocación de aquello en la prensa. Preferían los feligreses conservar los testimonios antiguos de su pasado. Al menos, recogidos en un centro parroquial, visitables, como un museo. Tal como por aquel entonces se hizo en las excavaciones de la colegiata de Iria Flavia.

Entre las imágenes pétreas que fueron para el Museo de Peregrinaciones figuraba una, de tamaño menor, que el pueblo reconocía como de S. Clemente, pero los expertos entienden que es una representación de la lujuria.

(V: Enciclopedia Románico en Coruña, p. 174)

De todas formas, aquel primitivo lugar donde se originó la feligresía de Bastavales, sigue siendo un punto arqueológico a investigar.

También Bastavales fue parroquia que perteneció a tantas que los arzobispos relacionaron con la colegiata de Sar. Tuvo el abad de éste el privilegio de presentación de los párrocos de Bastavales. Mientras que el derecho de sinecura corresponderá a Toxos Outos. Con la decadencia de este monasterio, sus derechos pasarán al cisterciense de Sobrado.

Todos los datos relacionados con los inicios de la feligresía, con acompañamiento fotográfico, así como todo relato de la parroquia, constan en la Historia de Bastavales que, en el año 2.020 quedó integrada en el Archivo Histórico Diocesano.

Allá en lo alto, a la sombra de los montes Oleirón, difícil lo tenía el pueblo para acudir allí. Había que descender hacia el valle, pero sin perder la querencia por la montaña, en un punto donde podemos considerar que avanza la sierra del Barbanza hacia el mar, allí van a erigirse las sucesivas iglesias de Bastavales. Quedaba justificado el topónimo porque, efectivamente, ante la iglesia de Bastavales se extiende un amplio y hermoso valle.

Hubo que ampliar el espacio para asentar las edificaciones. Cada vez más, pues las iglesias irán ganando suntuosidad. Y así fue hasta el siglo XIX ganando un atrio y campo de procesiones, con vistas a Compostela. En diciembre de 1.960, el cardenal Quiroga exclamó: “Es el atrio más hermoso de la diócesis”

Continuará…

Xosé Pumar Gándara