Peregrinando por la Diócesis: Seavia, San Mamed

En un apacible rincón de la tierra de Bergantiños, cerca de un río que lo abastecía de agua y movía el molino al que llevaban el trigo, se constituyó un monasterio familiar que seguía las reglas monásticas que recomendara S. Fructuoso, obispo de Braga.

Aquella comunidad estuviera servida por el “presbyter Unemirus” como constaba hasta el año 1.930 en una inscripción que se conservó hasta entonces en la pared de la actual iglesia parroquial. Tenemos, pues, un nombre germánico latinizado que habla de viejos tiempos en Galicia.

Cuando llegamos a mediados del siglo IX, el monasterio cobra gran esplendor y a él vendrán a refugiarse cristianos venidos del sur ante la invasión musulmana. En Seavia tuvo aposento el obispo de Tuy (L. Ferreiro, C. II, pág. 68).Ante posible confusión, esta iglesia fue una de las cuatro que en Bergantiños tuvieron que ser declaradas como pertenecientes a la diócesis de Iria por Trentino, delegado del rey Alfonso II(siglo IX)

Vino luego un largo periodo decadente para el cenobio, situación que afectó a muchos de esta clase en nuestra Galicia. (V. Zaragoza y Pascual en Compostellanum nº 42) Fernando de  Mira, abad en los años finales del siglo XV había aforado algunos lugares de la parroquia a Francisco Bermúdez de Castro. Así, gana éste jurisdicción sobre parte del territorio lo cual motivará que el señorío medieval asentado en la parte occidental fuese ganando preponderancia.

En 1.499, los Reyes católicos deciden intervenir ante tal estado de cosas, agregando Seavia a los monasterios benedictinos de Compostela. Residieron en Seavia desde 1.500 a 1.515.Luego, el monasterio de Antealtares, que en principio fuera de monjas. Éstas residieron poco tiempo en Seavia. (Del Hoyo). Pero fue la abadesa de San Paio de Antealtares la que presentase al arzobispo de Santiago el cura que había de regir la parroquia. Así fue hasta la exclaustración en 1.833.

La abadesa de Antealtares, Cantalina de Ulloa, busca un arreglo con Bermúdez de Castro y le afora un territorio que equivalía al 50% de la parroquia. Trato hecho en 1.521. Hubo discusiones posteriores.

Los Castro tenían en la aldea de Nogueira (Seavia) y en Torre Penela (Silvarredonda–Cabana) sus grandes fortalezas. Al unirse con los Bermúdez (oriundos de Bermui, en Sta. Cruz de Montaos) formaron una progenie y apellidos que perduran a día de hoy.

Aunque la parroquia mantuvo su unidad eclesiástica,  no así en lo político. Desde entonces estará dividida en dos jurisdicciones: la Seavia (San Mamed) y la de Nogueira. Más adelante, Nogueira aforará Salgueiras, al sur de su jurisdicción, equivalente a un 5% del total de la parroquia.

En Salgueiras se constituirá un coto y una capilla, con su capellán. Esta propiedad llegó a ser de D. Jacobo Leys y Carmen Varela Ferradás. No tuvieron descendencia dejaron sus bienes a los caseros y la capilla fue comprada para la parroquia por el párroco Rodríguez Carballo que la rehízo de nuevo.

Volvamos al señorío de Nogueira. La propiedad llega al marqués de Cañizar. En 1.847, compra todo el coto de Nogueira y las Torres (fueron dos, hoy sólo queda una) el médico zaragozano José Mª Maya Barrera. De aquí, dos herencias. Carricarte Maya y de Ricardo Maya.

Los Carricarte vendieron en aceptables condiciones sus bienes a los caseros. Los Maya, los dejaron a los P.P. Redentoristas, que así recibieron las Torres y un gran territorio. Fueron vendiendo todo a los caseros. La venta afectó a las Torres y a la capilla de San Roque dentro del mismo circuito. Los nuevos propietarios necesitaban ampliar el espacio para las labores agrícolas. Desapareció la torre menor, de mampostería y también la capilla. Había en la misma un ara romana y otras piezas antiguas. Un vecino tuvo la ocurrencia de recoger esas piezas. El ara va dedicada a Coro Eneaco (Vide Carreras Candi). Ahora está catalogada en obras de esta especialidad.

La Torre que pervive y los escudos de la dependencia aneja fueron restaurados recientemente por iniciativa civil.

Pero quedaban el extenso monte conocido como de Sta Ana. Los vecinos entendieron que era propiedad comunal. La Audiencia de A Coruña sentenció que los vecinos tenían derecho de pasto y esquilme, pero la propiedad era particular. Insatisfechos, se organizaron para apelar al Tribunal Supremo pero presentaron la alegación fuera de plazo.

Aquel monte fue consorciado por los P.P. Redentoristas con empresa maderera que aportó buenos dividendos. Los religiosos rehicieron su iglesia de A Coruña y dieron sepultura a la familia benefactora en la misma iglesia, pero luego trasladaron los restos al panteón del camposanto coruñés.

Volvamos de nuevo al centro parroquial. La fachada de la veterana iglesia necesita renovación total. El monasterio santiagués, que percibe generosas rentas de Seavia, se hará cargo de su construcción. Era el año 1.791, el arquitecto franciscano Manuel Caeiro dio el plano. La obra fue ajustada en 6.000 reales que aportará Antealtares. Se aprovechó la pared de la Casa Rectoral que está adosada al templo. En la obra de Caeiro también va la base para la espadaña, que en 1.868 sería sustituida por la torre, obra que dirigió el maestro de obras José Sánchez, de Traba. El coste fue de 6.400 reales. Se aprovecharán las campanas que había en la espadaña y se traerá la campana mayor, de 37 arrobas, con un coste de 7.400 reales, obra de Dámaso Palacios. La sonora campana lleva el nombre de Santa Bárbara. Fabricada en Monforte de Lemos. En 1.896 un rayo afectó a la torre. Pusieron pararrayos por 3.793 reales.

Llegamos así al año 1.900. Viene de párroco a Seavia D. Santiago Abuelo Lado. Procedía de Piñeiro-Fecha. En 1.917 será nombrado párroco de Cuntis. Canónigo de Santiago en 1.960, falleció a los 97 años.

Le estaba reservada la transformación de Seavia. Observa que la iglesia necesita profunda rehabilitación. Reconoce que hubo allí una obra románica, de planta basilical, muy afectada por el tiempo y adiciones. Contará con la anuencia del cardenal Martín de Herrera. Dará los planos y dirigirá la obra D. Benigno Cortés, párroco de Razo, reconocido por su cultura.

El solar de que se dispone es de 16,50 metros por 13,30. Superficie a edificar 267 metros cuadrados. Échase de ver que estamos ante un espacio casi cuadrado. Si la bóveda de ladrillo va a cubrir de pared a pared toda tendríamos que sería excesiva en altura, habría que aumentar la fachada y las paredes muy reforzadas. ¿Qué solución? La fachada será elevada tan sólo en un metro, la bóveda descansará sobre grandes contrafuertes que apenas sobresalirán al exterior.

Esos contrafuertes permitirán el paso actuando como si se creasen naves laterales. Se recordará así el plano basilical anterior. Y todos los elementos románicos que pudieron reunirse (capiteles, columnas…) van a ser empleados en la cara interior de los contrafuertes, en ellos descansa la bóveda. Un rosetón románico (¿integramente auténtico?) luce en la pared del presbiterio.

Estos son los criterios de utilidad, aprovechamiento y mantenimiento de lo que había, que rigieron la obra. Quien no tenga en cuenta todo ello, le parecerá que estamos ante un modelo de románico historicista totalmente desafortunado.

En la cara interior de la fachada quedan los machones de donde partían los arcos formeros de la iglesia anterior.

Pero la obra de D. Santiago en Seavia tuvo otros hitos. Construyó totalmente la Casa Rectoral: la fuente del Carme con una mina subterránea para conseguir el agua; el camposanto parroquial; trasladó la capilla de Sta. Ana desde el monte en que se hallaba (difícil de mantener allí) y la trasladó para el centro de la parroquia, en Rabadeira, donde un devoto donó el amplio solar. Creó una cooperativa para que el pueblo pudiese vender bien sus productos, (V. Carreras Candi) e introdujo la máquina de majar el trigo. Hizo experiencia con silos para conservar la hierba. Abrió un pozo artesano para servicio de la Casa Rectoral pero el agua no era potable.

En Cuntis quedó una lápida de agradecimiento en la Iglesia Parroquial que pusieron los feligreses, levantó allí el monumento al Sdo Corazón, obra de Asorey. Formó el primer sindicato católico que se recuerda en la diócesis. Finó pobre, en el Asilo de Ancianos del Camino Nuevo de Santiago. Como marchara tan empeñado de Seavia, Martín Herrera le concedió el derecho vitalicio a percibir anualmente, 70 ptas de los fondos d Fábrica de Seavia.

Quedaba mucho por hacer en la iglesia nueva. Un retablo que cubriese todo el fondo. Se hizo en 1.930, con la aportación del arzobispado (2.000 ptas.), de los fondos de la parroquia (3.000 ptas) y de los feligreses (6.000 ptas.). Es de madera al natural, barnizado, obra de Carballido, de Santiago. Estilo ecléctico. Tiene el rosetón del románico y los tallados platerescos, ornamentación barroca. Lo más llamativo son los relieves de los Apóstoles. Parecen propios de un coro catedralicio. Iniciativa del párroco Rivera Vázquez.

Al párroco Rodríguez Carballo le correspondió hacer los retablos laterales, los púlpitos, el baldosado del templo. También abrió en el muro sus pequeños espacios para el bautisterio y sacristía. En cuanto a la Casa Rectoral, dejando las paredes exteriores originales, se puso todo el interior en hormigón y ladrillo.

El altar pétreo es de 1.975, obra de Castelo Rivas.

En los años 2.001-03, hubo una gran restauración fruto de la operación conjunta entre el Arzobispado y el Plan Proder. El Arzobispado cedió una amplia finca frente a la iglesia para una plaza pública y el Plan puso piso de cantería en la iglesia, tejado e iluminación nueva. Se respetó el carácter de la obra, no procediendo pues a desconchados impropios como suele haber.

De las piezas de gran valor que pertenecen a esta iglesia, destacaremos el cáliz y patena, del siglo XVI, plata sobredorada. La patena lleva grabada la escena de Nuestra Señora entregando la casulla a San Ildefonso.

Hai otros cálices de plata en la iglesia y en las capillas de Sta. Ana y Salgueiras.

La joya más característica es la custodia procesional, donación del monasterio de S. Paio. Del siglo XVI, plata repujada. Sigue el modelo de custodia relicario que figuraba en el anterior escudo de Galicia.

La pieza indicada en primer lugar y esta custodia estuvieron en la exposición de Santiago con motivo del Xacobeo 99. Que probablemente también estuvieron en la Exposición Regional Gallega de 1.909.

Anotemos también que los límites de Seavia sufrieron una modificación en el lado oriental en virtud del Arreglo Parroquial decretado por el arzobispo García Cuesta (BOAS, 1.868). Así la aldea de Pereiras pasó a Couso y la de Carrizal a Coristanco. Todavía en 1.904 el límite con Couso sería concretado en el riachuelo Rego Furado.

La laguna de Alcaián, que todavía figura en algunos mapas, prácticamente desapareció allá por 1.950 cuando se abrieron dos profundas zanjas para liberar sus aguas y poder trabajar en la mina. Aparecieron piezas que por su valor están en el Museo Arqueológico de La Coruña (V. Gran Enciclopedia Gallega).

Seavia hoy, sin párroco propio, es un recuerdo de su grandioso pasado.

Un amante de Seavia – Erbecedo escribió la Historia de ambas parroquias.

   Xosé Pumar Gándara