Por mi y por mis compañeros

Este 8 de febrero celebraremos la jornada mundial de oración y reflexión contra la trata de personas centrada en “La fuerza del cuidado. Mujeres, economía, trata de personas” y la Iglesia realiza un llamamiento a las mujeres para ser agentes de transformación desde la fuerza del cuidado, hacia las personas y la casa común.

La documentación de la pastoral territorial, con palabras del Papa, nos recuerda que el cuidado es expresión del bien, que es el arma más eficaz que tenemos para combatir el mal, causa de tanto dolor en el mundo. La propuesta de oración se centra en que la promoción de la cultura del cuidado requiere un proceso educativo y hace presente que no hay paz sin la cultura del cuidado.

En los años 70 era habitual que toda la chiquillería saliese a la calle a merendar y a corretear un poco antes de ir a casa a hacer los deberes, había muchas clases de juegos, todos muy activos, y uno muy habitual era el escondite. Pero el modo de jugar rebelaba mucho de aquellas personitas. Mientras algunas de ellas decían por mi para salvarse, otra,s niños o niñas, decían por mi y por mis compañeros, porque por aquel entonces no se estilaba el lenguaje inclusivo…Pero había gente que jugaba para apoyar a sus compis. Así también el cuidado.

El cuidado es un servicio dirigido al prójimo, sin esperar a cambio más que la satisfacción de ver como él otro/a se desarrolla. Tan cuidado es organizar turnos en casa para que ambos progenitores puedan salir a trabajar y la comida esté en la mesa, la ropa en los armarios, y el entorno limpio y agradable, como el abuelo que deja que el nieto vuelva del colegio sólo (sin saber el pequeño, hasta que es necesario, que, como un ángel, el abuelo le sigue sin ser descubierto). También es cuidado el de los niños o niñas que tras un paseo por el campo recogen flores para llevarlas a casa, como tantas veces han visto que el padre hace con la madre. Y no menos cuidado es el del padre de familia que se convierte en el manitas y reparador de todo en casa.

El cuidado es universal y es una muestra del amor. ¿Trabajo no remunerado? ¿Acaso se puede pagar el cuidado? ¿Quién puede pagar el hospital de los muñecos dónde se arregla de todo? ¿El zurcido? ¿noches sin dormir?

El cuidado es amor, el amor es Dios … Y como dice la Biblia dar por ese amor todos los bienes de la casa, sería despreciarlo. El cuidado se recibe gratis y se da gratis al prójimo. Y como dice la jornada hay que reflexionar sobre ello, sobre la fuerza que el amor desinteresado de tantas personas. Ese cuidado que repercute tan positivamente en la economía y que evita que las personas sean cosificadas en la trata o en cualquier otra circunstancia.

Majolu