Preparando el Encuentro de Empresarios Católicos: Rufino Orejas Rodríguez-Arango | Mesa Redonda: Economía, Empresa y Trabajo

1. ¿Qué papel juega la Doctrina Social de la Iglesia en el diálogo con los agentes del mundo empresarial y económico? ¿Qué puede aportar?

El buen empresario es el que antepone el interés de la empresa al de todos los partícipes que se relacionan en el ámbito empresarial (trabajadores, accionistas, clientes, proveedores, comunidad), incluso a sus propios intereses. La DSI le ayuda a descubrir el propósito de la empresa, le aporta sentido a lo que hace, le proporciona fuerza para vencer las dificultades y le facilita el diálogo con sus interlocutores.

 

2. Un empleo digno constituye un don para una vida plena. Pero cada vez resulta más difícil. Quedan posibilidades de promover más y mejores puestos de trabajo para construir la sociedad.

Es preciso revalorizar la figura del empresario y fomentar que el sistema estimule la creatividad, el esfuerzo, la excelencia y la asunción de riesgos. Como consecuencia se crearán puestos de trabajo.

 

3. ¿Hasta dónde le es lícito a una empresa lucrarse en su beneficio económico?

El beneficio es para la empresa lo que el alimento para una persona, sin él no puede sobrevivir, pero eso no significa ni que el hombre viva para comer ni que la única función de la empresa sea ganar dinero. Más que del beneficio a mí me gusta hablar de lo que yo llamo el excedente de sostenibilidad empresarial que es aquel que consigue la empresa fruto de las operaciones mercantiles que realiza durante un ejercicio económico: ventas, compras, variación de existencias y gastos necesarios para obtener los ingresos. Este excedente se distribuye entre cuatro partes: los trabajadores, la hacienda pública, los accionistas y la propia empresa (que necesita capitalizarse para poder reponer sus activos, sostenerse y crecer). Si la actividad económica se ha realizado de manera correcta, es decir dando un trato adecuado a todos los partícipes, y el reparto se realiza con equidad, cuanto mayor sea el excedente mejor.

 

4. ¿Qué parte de sus esfuerzos ha de destinar la empresa a su responsabilidad social?

¿Qué opina de la labor social que la Iglesia lleva a cabo?

De la misma manera que no se puede escindir la vida personal entre el trabajo y la fe como si fuesen dos cosas estancas, tampoco se puede separar en la empresa el esfuerzo digamos mercantil del social, va todo íntimamente unido. La labor social de la Iglesia es un ejemplo admirable. Una fe sin obras es una fe vana.

 

  1. Enumere algunas características del liderazgo ético que la empresa está llamada a ejercer

La empresa no tiene ética, la tienen los líderes empresariales que intentan transmitir a la empresa una cultura que incluye sus valores. A mí me gusta que el liderazgo esté presidido por la humildad y el servicio a los demás.

 

6. ¿Se puede compaginar una producción económicamente rentable con unos empleos de calidad, una labor social estimable y un respeto por el medio ambiente? ¿Cuál es la “fórmula” para un equilibrio tan difícil?

La “fórmula” podría tener dos componentes, el primero respetar la dignidad de todas las personas que componen la empresa, y el segundo, que la empresa resulte útil para la sociedad. Si se cumplen estas dos condiciones las demás se darán por añadidura.