Padre Alonso. Solemnidad de Cristo Rey
Carlos Camiño, seminarista mayor. Cena Solidaria
Javier García, Delegado Diocesano de Jóvenes.
Javier García, Delegado Diocesano de Jóvenes. Vigilia de la Inmaculada
Javier García, Delegado Diocesano de Jóvenes. Sínodo Diocesano de Jóvenes
Daniel Lorenzo, canónigo. Digitalización en el Museo de la Catedral
Daniel Lorenzo, canónigo. Nueva iluminación de la Catedral
Daniel Lorenzo, canónigo. Premio póstumo a D. Alejandro Barral
Anuncio Mouriño, Delegado Diocesano de Cáritas, Asamblea 23-N
Anuncio Mouriño, Delegado Diocesano de Cáritas, Interés por el trabajo en materia de emigración
Anuncio Mouriño, Delegado Diocesano de Cáritas, Exposición sobre los Derechos de la Infancia
Javier Porro, Delegado de Apostolado ¨Seglar. encuentro del 23-N
Alfredo Losada, Vicedelegado de Apostolado ¨Seglar. encuentro del 23-N
Momento Blanco en Cope: educación
Casi al 100%, el secreto de una buena educación son los padres. El respeto, el honor, la gratitud, la humildad, el perdón, la convivencia, la laboriosidad, la generosidad, la urbanidad, etc., se aprenden en casa. Incluso, el amor verdadero. Todo ello puede culminar en una “obra maestra” cuando se encuentra a un profesor con vocación de maestro. Hoy, además, enseñar a pensar y a cribar la información recibida, salvan vidas.
Si la educación funciona, se aprende mucho. Los ciudadanos del futuro salen bien entrenados en sus emociones: no se frustran; reaccionan adecuadamente, sin agresividad; no buscan evadirse con variadas adicciones al llegar las dificultades. Saben lo que está bien y lo que está mal, digan lo que digan las ministras sobre un atril de Escolas Católicas. Ni se dejan hipnotizar por comunicadores que han vendido su imparcialidad.
Los padres con sentidiño, no dimiten de su tarea educativa ni caen en el intervencionismo porque, aunque lo diga Stanford, ellos saben que el éxito en la vida “resulta de haber hecho tareas rutinarias de pequeños (la compra, ordenar la habitación, poner la lavadora…)”. Luego, predican más con el ejemplo que con sermones y escuchan a los hijos con interés.
Cuando los padres eligen un centro concertado, optan por una escuela de impronta católica en un 88% de los casos. Hay colas para matricularse; buenos resultados; valores. Y un ahorro anual para las arcas públicas de 10.718 millones de euros. Un alumno público cuesta al Estado 7681 euros al año y uno concertado 2349 euros. Pero ¿qué importará el dinero en educación? Ya se lucrarán los listos con los cursos de formación.
Manuel Ángel Blanco