Sábado Santo. María, la madre de Jesús

Personajes que aparecen en los relatos de la Pasión del Señor

María, la madre de Jesús

Señora, los artistas y la piedad popular te han imaginado derrumbada y transida de dolor en el momento en que te entregaron el cuerpo de tu Hijo muerto, caída en el suelo, sostenida por las mujeres que le habían seguido.

En muchas representaciones de tu sufrimiento de madre por la muerte de Jesús, al ver cómo le abrazas una vez bajado de la Cruz, he querido contemplar la trasposición que han hecho los que te han pintado o esculpido del momento en que tuviste en tu regazo al Niño en Belén.

He querido ver en muchas de las imágenes que intentan representar tu angustia al pie de la Cruz, o con tu Hijo en los brazos, la proyección de tu nueva y universal maternidad. Y en tus entrañas conmovidas, veo el dolor de lo que supone asumir el encargo de madre universal, que te dio Jesús desde la Cruz: “Mujer ahí tienes a tu hijo”.

Si puede ser acertada la iconografía que te venera con el nombre de Quinta Angustia, de Piedad, de Llanto de María, en la que aprecio una mediación del amor trinitario, a través de tu abrazo materno a la Humanidad del Hijo de Dios, los Evangelios, sin embargo, te muestran discreta, silenciosa, atenta, de pie, como mujer fuerte, esperanzada, adelantando en tu actitud el triunfo de tu Hijo.

En verdad eres como te invoca la letanía, torre de David, torre de marfil; en ti tiene resonancia el salmo: “los que confían en el Señor son como el Monte Sión, no tiembla”. Eres ciudad fuerte, estable, cimentada sobre la roca de la confianza y de la fe.

Virgen de los Dolores, del Mayor Dolor, de los Siete Dolores; Virgen de la Soledad, Quinta Angustia, no dudes en ejercer tu vocación entrañable con estos hijos tuyos especialmente con los más pequeños, y con aquellos que más reflejan en sus rostros el sufrimiento de tu Hijo en la Cruz. Cuéntame entre ellos.

Pero, sobre todo, que al ver tu actitud enhiesta me mantenga en todo momento esperanzado, porque si tú te levantaste al principio para socorrer a tu prima, seguro que lo haces ahora, que te ha enviado tu Hijo a ser mediación entrañable de su amor por todos.

¡Dichosa tú, que has creído!, lo que te ha dicho el Señor se cumplirá. Verás a tu Hijo lleno de gloria y de triunfo, vencedor de la muerte. Virgen María, ruega para que todos tus hijos compartamos su misma gloria, por tu mediación. Amén

Ángel Moreno Buenafuente