Segundo lunes de Cuaresma

Texto litúrgico

Aunque nosotros nos hemos rebelado, el Señor es compasivo y perdona (Dt 8, 4b-10).

Imagen: Undécima Estación

Jesús es clavado en la Cruz

Via Crucis

“Tomaron a Jesús, y, cargando él mismo con la cruz, salió al sitio llamado «de la Calavera» (que en hebreo se dice Gólgota), donde lo crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada lado, y en medio, Jesús. Y Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito: «Jesús, el Nazareno, el rey de los judíos» (Jn 19, 16-22).

Salmo

“Sácame de la red que me han tendido, porque tú eres mi refugio; en tus manos encomiendo mi espíritu. Tú, el Dios leal, me librarás” (Sal 31).

Santa Teresa

“No ha de faltar la cruz en esta vida, aunque más hagamos, si somos del bando del Crucificado” (Cartas 179).

Consideración

La naturaleza no comprende que la Cruz pueda ser llave de conocimiento y expresión de amor. Sin embargo, Jesús nos demuestra que el misterio del dolor y la experiencia del límite abren a la relación teologal. En el grito de auxilio y en la percepción de la máxima fragilidad, se deja sentir muchas veces la misericordia divina. Y además se aprende a mirar al mundo de los crucificados de la sociedad de otra manera, con verdadera compasión.

Cuestión

¿Has sentido fuerza en tu debilidad? ¿Has crecido en sabiduría y compasión por haber sido probado en la vida? En tu cruz, ¿miras al Crucificado?

Ángel Moreno Buenafuente