Solidarios: Carmelitas de A Coruña elaboran mascarillas

Nunca habían hecho algo así. Las monjas Carmelitas de A Coruña lograron terminar 204 mascarillas en un solo día, durante la última semana del pasado mes de marzo. Este convento y el de las Madres Clarisas de la ciudad herculina, se han ofrecido a colaborar como un signo visible de su implicación solidaria con los afectados por el coronavirus.

El pasado 30 de marzo, la Cadena Cope, informaba del trabajo colaborativo de estas monjas que, en menos de una semana, habían entregado casi 300 de estas protecciones, para que Cáritas  las distribuyese en varias residencias de la ciudad herculina.

La idea surgió a partir de una consulta personal. Javier Mosquera, un joven coruñés acudía a labores de voluntariado en una residencia de la ciudad. Trataba de conseguir mascarillas de protección. Mientras se ocupaba de la ardua tarea de encontrar suministros, recibió la noticia de que un convento carmelita extremeño había empezado a fabricar este tipo de utensilios. Así fue cómo decidió preguntar a las monjas de Eirís si ellas también las confeccionaban. Las Madres, aun sabiendo que tal tarea no es la específica de su vocación contemplativa, no dudaron en acoger la idea como una posibilidad de manifestar externamente su preocupación por la situación de emergencia sanitaria y manifestar su solidaridad.

Según cuentan las propias Madres Carmelitas, comenzaron elaborando ellas mismas unas mascarillas sencillas, con tela blanca, de algodón, procedente de retales que tenían en el convento. Al poco tiempo, el joven voluntario que sirvió de aldabonazo para su iniciativa, les facilitó sabanilla quirúrgica, para elaborar un producto homologable al resto de material sanitario en circulación. Casi toda la comunidad se implicó en este proyecto, haciendo rodar las máquinas de coser, el elástico, el alambre, etc. No tardaron en acercarse a la cifra de 1000 embozos protectores.

Las mascarillas que elaboran las hermanas se pueden utilizar varias veces. Se distribuyen en paquetes de cinco, plastificados, con una etiqueta que indica que son reutilizables después de meterlas en la lavadora a 60º. El propio Javier Mosquera se ha encargado de entregar este producto en dos residencias de ancianos y en Cáritas.

Las religiosas explican que este trabajo está cargado de cariño hacia todo el personal sanitario, los enfermos y toda la gente que pueda verse afectada directa o indirectamente por el coronavirus. Ellas lo ofrecen a Dios, junto con su oración, su vida de silencio y su sacrificio, contentísimas de aportar un granito de arena en esta pandemia. Lo consideran un signo visible de su preocupación y empatía con los más expuestos al riesgo de esta crisis.