Estamos en una época llena de restricciones y en la que todos los proyectos que estaban en auge en la pastoral juvenil de la diócesis se cancelan y se vienen abajo. Sin embargo, con el espíritu joven que caracteriza a esta delegación, siempre surgen maneras de adaptarse en vez de paralizarlo todo, o también, ideas totalmente nuevas, como esta.
Elena, una chica estudiante de enfermería a la que le ayuda mucho la lectura en su vida espiritual, propuso hace unos meses establecer un procedimiento para que cada joven pueda aportar libros que le han ayudado y ponerlos a disposición de otros, como un servicio de préstamo de libros, dotado con los propios libros de los jóvenes. La cuestión no es solo compartir, sino ser una comunidad cada vez más parecida a la que formaban los primeros cristianos, que “vivían todos unidos y tenían todo en común” y lo que tenían “lo repartían entre todos, según la necesidad de cada uno” (Hch 2, 44-45).
Esta iniciativa se bautizó con el nombre “To go to God (para ir a Dios). La biblioteca de la Dele”. Una biblioteca de la que todo joven puede nutrirse y, a la vez, abastecer, algo sencillo, pero lleno de valor. Se dispuso un lugar en el local la de Delegación de Pastoral de Infancia y Juventud, decorado por los mismos jóvenes y se decidió clasificar los libros en cuatro secciones: formación; amor y afectividad; vidas de santos; y espiritualidad.
A la derecha de la humilde biblioteca se encuentra un registro donde cada persona anota el libro que se lleva y la fecha de recogida y de devolución del mismo. Una vez que cada libro es retornado a la biblioteca pasa por un proceso de desinfección, un protocolo #covidfree.