Un Rey testigo de la verdad

En la 1ª lectura de la Misa de hoy, el pasaje del profeta Daniel presenta a un ser que parece un hombre que viene sobre las nubes, y que llega junto al Anciano, el Creador del mundo, que está sentado en un trono. Decía el autor del libro en los relatos anteriores que una serie de reyes, que habían ido pasando, iban perdiendo poder y desaparecían. En cambio a esa especie de ser humano se le dio un poder omnímodo, y un honor y un reino que no tendrán fin. Todos los pueblos y naciones de la tierra le servirán. Su poder es eterno, no cesará; y su reino no se acabará nunca.

El pasaje del libro del Apocalipsis que constituye la 2ª lectura de la Misa de hoy, muestra a Jesucristo como el “Testigo fiel”, el Primogénito de los muertos y Príncipe de los reyes de la tierra. Él, con el sacrificio de su sangre, nos ha librado de nuestros pecados, nos ha convertido en un reino y nos ha hecho sacerdotes de Dios, su Padre. Todos le verán, cuando venga sobre las nubes, incluso los que traspasaron su costado, y todos se lamentarán de lo que han hecho. El Padre manifiesta, refiriéndose a él: “Yo soy el alfa y la omega, el que es, el que era y el que viene, el Todopoderoso”.

El pasaje del Evangelio según San Juan, que se proclama en la Misa del día de hoy, presenta el juicio de Pilato a Jesús. El Procurador Romano le pregunta a Jesús si es el rey de los judíos. Jesús responde que es rey, pero que su reino no es de este mundo. Él ha venido como rey a este mundo, pero su reinado es especial, pues su cometido es dar testimonio de la verdad. Quien es de la verdad, escucha su voz.

José Fernández Lago