XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario: Rendición de cuentas

Texto evangélico

-“Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos. Su señor le dijo: -Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor”.

Texto sapiencial

“Una mujer hacendosa, ¿quién la hallará? Vale mucho más que las perlas”.

Texto sálmico

“¡Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos! Comerás del fruto de tu trabajo, serás dichoso, te irá bien”.

Texto patrístico

“La ociosidad es enemiga del alma; por eso han de ocuparse los hermanos a unas horas en el trabajo manual, y a otras, en la lectura divina” (San Benito, Regla XLVIII, 1).

Textos Pontificio

Jesús trabajaba con sus manos, tomando contacto cotidiano con la materia creada por Dios para darle forma con su habilidad de artesano. Llama la atención que la mayor parte de su vida fue consagrada a esa tarea, en una existencia sencilla que no despertaba admiración alguna: «¿No es éste el carpintero, el hijo de María?» (Mc 6,3) Así santificó el trabajo y le otorgó un peculiar valor para nuestra maduración” (Franciscos, Laudato Si 98).

Texto poético

Regresa, desde el sueño, el hombre a su memoria,
acude a su trabajo, madruga a sus dolores;
le confías la tierra, y a la tarde la encuentras
rica de pan y amarga de sudores.

Y Tú te regocijas, oh Dios, y Tú prolongas
en sus pequeñas manos tus manos poderosas;
y estáis de cuerpo entero los dos así creando,
los dos así velando por las cosas.

Consideración

Estamos terminando el Año Litúrgico. Las lecturas nos invitan a reflexionar sobre nuestro compromiso social, vocacional, laboral. A cada uno se nos han entregado unas capacidades, para servicio y ayuda de los demás. Hoy se comprende el trabajo como algo noble; por él se realiza el ser humano cuando se hace con dignidad. La ociosidad y la irresponsabilidad son destructivas para la persona y para la comunidad.

¿Cómo te sientes ante la posibilidad de rendir cuentas de los dones que has recibido?