Yo creo en las promesas de Dios

A veces nos creamos grandes expectativas. Y es fenomenal hacerlo, porque estamos hechos para cosas grandes, muy grandes. Hemos sido hechos hijos de Dios en el Hijo, ¿acaso hay algo más grande? Pero, a veces, nos olvidamos de lo pequeñito, de lo cotidiano de cada día. Y si escuchamos a los santos, nos damos cuenta de que ahí nos lo jugamos todo. Y en estos días en que parece que nuestro mundo se ha “estrechado” un poco… seamos fieles en eso poco y Él, como nos dice su Palabra, nos confiará más: “¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor” (Mateo 25, 21).

Daniel Poli  –  Yo creo en las promesas de Dios  https://youtu.be/8dnXds9iYpU?list=PLIquW9Q_oS0AO0zgv5MK2_C1q_4mSB_Dd

Elena Fernández Andrés  

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Hemos conocido no hace mucho la historia de un matrimonio de misioneros que desarrolló su ministerio durante años en África. Allí nacieron sus dos hijos. Por circunstancias de enfermedad familiar, madre e hijos volvieron a su país en Europa; el padre permaneció en la misión, pues la separación iba a ser temporal. Durante este tiempo, la aldea sufrió el asalto de una milicia armada y el misionero fue asesinado. La madre recibió la noticia… Después de ponerse en oración, sentó a sus hijos delante de ella y les contó lo ocurrido. Los niños, de 8 y 11 años, que habían recibido la Fe y compartido la entrega de sus padres a Dios, escucharon entre lágrimas. Luego, el pequeño preguntó:

– “Pero Dios… sigue siendo Dios, ¿no?”.  

¡Es tiempo de responder personalmente a esta pregunta! Nosotros -como aquella madre a sus hijos- afirmamos desde la Fe: “Sí, Dios sigue siendo Dios.

 

Un joven maestro de Primaria nos comparte hoy sobre tres palabras: Confianza, Silencio, Gracia.

Confianza: Dependemos de Dios, nuestra vida está en sus manos, en manos del Padre. Hoy puedo ver que mi vida y mi salud dependen de Él y esto me sirve para ver que en cada momento de mi vida, en cada decisión ya estaba Él. Siempre en sus manos. Dios me llama a una confianza fortalecida, a sellar esta certeza en el corazón.

Silencio: Dios nos llama a vivir hacía dentro. Es un tiempo de recogimiento, una nueva cuaresma. No me puedo dejar despistar con las noticias del exterior ni evadirme de este momento. Hay que responder a esta llamada este es momento es único y Dios me llama a mirarme y dejar que su mirada me atraviese.

Gracia: Si tenemos la mirada puesta en Él puedo ver que este es un tiempo de Gracia. La Gracia se derrama sobre la desgracia. Seamos realmente corriente de gracia y pidamos la gracia para todos los enfermos. Oremos y ofrezcamos lo que más nos cuesta vivir cada día por ellos, por los más necesitados.

 

Montse y Javier · Comunidade Caná