¡Madre!

«Aquel día pediréis en mi nombre, y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros, pues el Padre mismo os quiere, porque vosotros me queréis y creéis que yo salí de Dios»

¡Qué bonito! Jesús nos dice que el Padre nos quiere porque nosotros le queremos. Qué hermosas palabras, Señor… Ya solo escuchar el inmenso Amor que el Padre nos tiene nos llena el corazón de alegría y gozo.  El sábado es un día en que tenemos especialmente más presente a la Virgen María. Creo que todos sabemos que María es inmensamente amada por Dios. Pues nosotros también… Nos ama con locura y nosotros le queremos, amamos a Dios. Es una hermosa relación de Amor. No dudemos nunca de ello. Madre, enséñanos a dejarnos amar por Dios. Enséñanos, Madre, a amar a Dios.

José Miguel Cubeles (Grupo Kairoi) – Junto a ti, María  https://youtu.be/Co3JpPjrYSc

Elena Fernández Andrés · https://twitter.com/poverellacm

 

Seguimos unidos a toda la Iglesia pidiendo el Espíritu Santo; entrando en el misterio de un Dios Trino, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Una de las tragedias de nuestra vida es que continuamente olvidamos quiénes somos, y perdemos un montón de tiempo y energías en probar lo que no necesita ser probado. ¡Tantas preguntas que hacemos a Dios! Necesitamos volver a la verdad fundante de nuestra existencia: somos hijos y hijas amados de Dios. Y esto no porque hayamos demostrado que somos dignos del Amor de Dios, sino porque Dios nos ha elegido libremente.

Se nos hace difícil tener siempre presente nuestra verdadera identidad, porque los que quieren nuestro dinero, nuestro tiempo y nuestras energías sacan más partido de nuestra inseguridad y nuestro miedo que de nuestra libertad interior. Necesitamos, por eso, disciplina para vivir con veracidad y no sucumbir a las interminables seducciones de nuestra sociedad. Pedir el Espíritu Santo significa acallar esas voces que nos tientan, invitándonos a perder el tiempo, a vivir entretenidos; y escuchar la voz de Dios que habla al centro de nuestro ser: “Tú eres mi amado, mi predilecto“.

La oración es la disciplina de la escucha de esta voz amorosa. Jesús pasaba muchas noches en oración, escuchando la voz del Padre y sintiéndose uno con Él. Jesús mismo intercede ahora por nosotros y pide, como nuestro hermano mayor, junto a María nuestra Madre: ¡Ven Espíritu Santo a mis pequeños! ¡Ven y dales el don de la oración!

Montse de Javier · Comunidade Caná