En este Domingo Gaudete, en que se exhorta a la alegría por divisar de cerca la Navidad, la 1ª lectura de la Misa de hoy, del profeta Sofonías, llama a los habitantes de Jerusalén y de todo el pueblo creyente a llenarse de gozo. La razón es que Dios ha perdonado sus culpas y se hace presente, desterrando de en medio del pueblo a los enemigos que lo avasallaban. Ahora el Señor quiere habitar en medio de ellos como un guerrero que no tiene rival. Por ello Él mismo se alegra y se complace, con el gozo propio de un día de fiesta.
En la 2ª lectura, de la Carta de San Pablo a los Filipenses, el Apóstol les anima a estar siempre alegres en el Señor, que está cerca de ellos y viene glorioso. Por ello no han de perder la paz; al contrario, sus peticiones han de ser dirigidas a Dios en sus oraciones y súplicas, con acciones de gracias, de modo que la paz de Dios, que está por encima de todo, custodie sus corazones y pensamientos en Cristo Jesús.
El Evangelio según San Lucas presenta las respuestas de Juan a sus oyentes, para preparar la venida de Jesús. Han de repartir sus bienes con los que no tienen suficiente para vivir, han de ceñirse a lo justo y no exigir más de la cuenta, y no hacer extorsión a los demás. Al preguntarle si era él aquel Mesías que esperaban, les dice que no; más todavía, que no se siente digno de ser discípulo del Mesías. Él les bautiza con agua; pero el Mesías, al bautizar, les dará el Espíritu Santo.
José Fernández Lago