En las fechas de Navidad, resalta la actividad silenciosa de los voluntarios de las Cáritas parroquiales repartidas por toda la diócesis. Muchas de estas personas se han jubilado hace años de sus puestos de trabajo y ahora han decidido “regalar” a la sociedad parte de su tiempo y de sus energías. Por ello cobran un valor añadido. Desean el relevo de gente más joven que pueda ir colaborando con ellos pero, a la vez, siguen ofreciendo lo mejor que tienen para ayudar a los más necesitados.
Carmen Vázquez Canosa, vicedirectora de Cáritas parroquial de Vimianzo, hace balance de su tarea anual en la organización caritativa de la Iglesia y habla de un proyecto muy conmovedor que pusieron en marcha en la época del conflicto sirio, cuando la guerra en aquel país provocó un éxodo masivo que llegó hasta nuestra geografía.
“Brindamos ayuda jurídica en algún problema que les pueda afectar”
“Una de las niñas tenía una silla de ruedas a causa de un problema cerebral”