En su conferencia el médico siquiatra español Carlos Chiclana expuso que en nuestra sociedad, cuando se habla de adicción al sexo o “hipersexualidad”, como prefiere denominarla Carlos Chiclana, todo el mundo calla, pone la oreja, escucha y se ríe, pero como él mismo afirma el asunto no tiene ninguna gracia, porque una persona que presenta hipersexualidad suele pensar y tener prácticas sexuales con una frecuencia o condiciones que le generan distorsión en su vida cotidiana.
Contrario a lo que muchos creen, las conductas sexuales desordenadas esclavizan a las personas. Ese supuesto placer que tanto buscan para sentirse bien y liberadas las termina atrapando a tal punto que las hace sentir mal consigo mismas y las llenan de vergüenza o frustración. Y las consecuencias de esta esclavitud pueden ser personales, conyugales, económicas, laborales y sociales.
En su intervención asimismo incidió en la necesidad de mejorar en España la educación sexual de las personas, para lo que sería necesario que se incluyesen en los planes de estudio de los colegios una asignatura de educación sexual. Hoy en día nuestra sociedad es analfabeta en materia sexual. Porque en los colegios se habla poco de la materia, a muchos padres les cuesta mucho hablar con sus hijos por vergüenza, temor o incomodidad, y cuando parecen dispuestos a hacerlo, se limitan a decirles que tomen precauciones y poco más.