¿Puede haber experiencia más tierna y reconfortante que, de la mano de nuestra Madre y acompañados por la oración de la comunidad eclesial, dejarnos ungir por el Dios de la Vida, que nos cuida y acompaña en la fragilidad, que es luz, sanación y salvación para nuestra alma? Creemos que no.
Así, con el corazón lleno de gozo, y en el día en que festejamos a María como Virgen de Lourdes, nos reunimos, sacerdotes y fieles de algunas parroquias del Arciprestazgo de Alvedro, para honrar a María, Salud de los Enfermos, y para celebrar la Jornada Mundial del Enfermo en el santuario de Altamira (parroquia de Ancéis – Cambre) dedicado a ella.
Celebramos la Eucaristía y el sacramento de la Unción de los Enfermos. En procesión salió Nuestra Señora acompañada por el silencio y la oración de los devotos. El coro parroquial y “Os Larpeiros de Altamira” fueron los encargados de alegrar con la música el día de fiesta.
Presidió la celebración el Arcipreste de Alvedro. En la homilía nos recordó que el Papa nos pide “evitar la cultura del descarte” y caminar juntos en la enfermedad “según el estilo de Dios, que es cercanía, compasión y ternura”. También que hemos de dejarnos cautivar por el rostro desgastado de nuestros mayores, de nuestros enfermos, sabiendo que cada rostro es el rostro del mismo Cristo.
La petición del samaritano al posadero: “Cuida de él” se convirtió en reto para todos nosotros: ¿Nos comprometemos a cuidar, en verdad, a Cristo que está en los enfermos y mayores de nuestras familias, de nuestros barrios, de nuestras parroquias?
Finalizamos el encuentro fraterno compartiendo un pinchito y un refresco.
Susana Doval