En este momento D. Ricardo va a cumplir 99 años y puede ser uno de los sacerdotes mayores de la diócesis. Eran 12 hermanos y fue al seminario a los 14 años.
Tiene varios libros publicados: Breve historia de la ermita de S. Pedro de Refoxo y Merlos. Recunchos de Bergantiños. Mosteiro de San Martín de Ozón. Novela de amor. Tiene otros ya escritos pero no publicados.
Nació en Cances el 01/08/1926 y se ordenó el 19/06/1955.
Pasó por varias parroquias: Abegondo, Bardaos, San Martin de Ozón y Nos en Oleiros.
Y ahora la entrevista.
¿Cómo notó la vocación al sacerdocio?
Se lo sugirió su padre y le pareció una buena idea. Sus padres eran muy piadosos. Rezaban el rosario todos los días con todos los de la casa, incluidos trabajadores, y a esto se añade que en su casa tanto por parte de padre o madre hubo sacerdotes.
¿Qué influyó en su devoción a la Virgen, tal vez la cercanía al Santuario de LA BARCA?
La Virgen ya la llevaba en mi vida, la Barca fue una continuación y allí estuve muchas veces, pues era de la “tabla” y se apoyaban mucho los sacerdotes. Les cogió por allí las nuevas normas del Concilio Vaticano II en los años 1961 en adelante. Se esperaban cambios muy gordos que cada uno llevaba a la práctica a su estilo.
¿Qué profesores recuerda más de los que tuvo en el Seminario?
Recuerdo con cariño a D. Manuel Rey Martínez que fue director y también profesor. También recuerdo a D. Benito Espiño, fue profesor y rector. Tenía un carácter bondadoso y generoso y ayudaba a los seminaristas.
¿Vio algún milagro en su ministerio?
Muchos para mi vida. No están aprobados por la Iglesia pero yo creo en esos milagros. El último fue venir a esta casa Residencia sacerdotal. Se dieron una serie de circunstancias, como un pequeño accidente que tuve, tiempo para pensar en mi vida etc., en las que vi la mano de Dios. Ahora aquí me considero en mi casa en donde procuro vivir en fraternidad con todos los demás.
¿Qué recuerdo tiene de su última parroquia?
Hoy es una parroquia dormitorio y cuando llegué estaba desmantelada, pero la parroquia respondió muy bien al nuevo párroco, se hizo catequesis, grupos de trabajo, excursiones etc. Se convirtió en una comunidad viva y activa.
¿Qué aconsejaría a los curas de mediana edad?
Se puede decir que son los que andan por las Bodas de plata. Para ellos está las cartas de S. Pablo a Timoteo y Tito. Les aconsejo que las lean y mediten. Cuando hagan las bodas de Plata que hagan una parada, que vean de mirar hacia adelante, ver lo que falta y si hay que corregir que lo hagan con fraternidad y tratar de corregirnos a nosotros mismos.
¿Qué le pediría al Arzobispo de la Diócesis?
Le pediría que hiciera alguna comida con los sacerdotes ancianos que somos muchos y necesitamos esa cercanía. Recuerdo de otros arzobispos la gran iniciativa de organizar misiones populares por toda la diócesis y recuerdo también del Cardenal Quiroga su trato familiar y cercano de lo que podría contar varias hermosas anécdotas.