La Semana Santa de 2025 está siendo profundamente condicionada por la inestabilidad meteorológica, con lluvias intensas que obligaron a cancelar o adaptar numerosas celebraciones religiosas en muchas parroquias de la Diócesis de Santiago.
A pesar de estas dificultades, la fe y la devoción de los fieles se impusieron en muchos lugares, donde se buscaron alternativas bajo techo o se mantuvieron los actos más simbólicos.
Así por ejemplo, en Santiago de Compostela, las precipitaciones obligaron a suspender tres de las procesiones más destacadas del Viernes Santo: el Santo Entierro, el Santo Encuentro y la Virgen de la Soledad.
En la comarca de Barbanza,la lluvia obligó a trasladar las celebraciones al interior de las iglesias, lo que no impidió que los templos se llenaran.
En el norte, la localidad de A Estrada también sufrió las consecuencias del temporal. La lluvia impidió que se celebrase la procesión del Cristo como estaba previsto. Aun así, las celebraciones religiosas continuaron en el interior de la iglesia, con una participación que no se vio reducida por el mal tiempo.
En la Costa da Morte, Fisterra mantuvo su tradicional Desenclavo del Viernes Santo, una de las ceremonias más conmovedoras de la Semana Santa. En Carballo, aunque no se pudo realizar la procesión, los fieles participaron intensamente en los oficios litúrgicos en el templo parroquial. En Laxe, el Rosario da Boa Morte pudo celebrarse pese a las condiciones meteorológicas adversas. Por último, en Camariñas, se mantuvieron las misas y procesiones, resguardadas en lo posible del mal tiempo.
En conjunto, la Semana Santa 2025 está siendo marcada por una climatología adversa que obliga a cambios y cancelaciones, pero también por una notable capacidad de adaptación de cofradías, parroquias y fieles. La lluvia, aunque presente, no consiguió apagar la devoción ni frenar la expresión de una fe profundamente arraigada en las parroquias de la Diócesis de Santiago de Compostela.