Se han publicado los nuevos tipos de familias reconocidos por la ley: familia biparental; ‘monomarental’ o ‘monoparental’; joven; LGTBI homomarental y homoparental; múltiple; reconstituida; inmigrante; transnacional; intercultural; con mayores necesidades de apoyo a la crianza (creo que estas son las familias numerosas de toda la vida); personas solas…
Me quedan fuera algunos casos que también necesitan ayuda o protección.
Por ejemplo: las criaturas concebidas en el vientre de sus madres y éstas mismas; las personas mayores olvidadas; los tentados a suicidarse; los que tienen a un enfermo grave y dudan si sufre o si vale la pena cuidarlo; los y las obligados a delinquir para comer; los enganchados a diversas adicciones; las personas discriminadas, abusadas, engañadas, desesperanzadas… y la gran familia de la Iglesia, hogar también universal.
Ante el pequeño “batiburrillo” de la variedad familiar que hoy existe, respondería el Papa Francisco: “Dios nos quiere parte de una Iglesia que sabe abrir los brazos para acoger a todos, que no es la casa de pocos, sino la casa de todos, donde todos pueden ser renovados, transformados. La Iglesia ofrece a todos la posibilidad de recorrer el camino de la santidad”. Un bruto profesor decía casi lo mismo: “Hogar de muchos, consuelo de tontos…”
Manuel Á. Blanco