- Monseñor Barrio resaltó la aportación de estas religiosas a la Iglesia y a la sociedad
- Monseñor Rodríguez Carballo les transmitió la bendición del papa Francisco y su comentario de que la “Iglesia las sigue necesitando”
El arzobispo de Santiago, monseñor Julián Barrio, abrió este miércoles la jornada “histórica” de encuentro de comunidades femeninas de Vida Contemplativa, que se celebró en la Casa de Ejercicios de Santiago. Con la asistencia del arzobispo secretario de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, monseñor José Rodríguez Carballo, franciscano, el acto reunió a casi un centenar de religiosas, algunas de ellas procedentes también de Ponferrada y de León. Esta es la primera vez que se celebraba un acontecimiento de esta naturaleza en la Provincia Eclesiástica de Santiago.
En la apertura del encuentro, que se inició con una oración preparada por las propias religiosas, monseñor Barrio señaló que era “oportuno” resaltar la “aportación que las contemplativas han tenido en la renovación humana, cultural y espiritual no solo de la Iglesia, sino también de nuestra sociedad y, en concreto, en esta Iglesia que peregrina en Galicia”.
El arzobispo de Compostela recordó la historia de la Salvación en el Antiguo Testamento y cómo los hijos de Israel, “a partir de esa pobreza esencial”, fueron invitados a “redescubrir ahora la alianza escrita en el corazón”. Monseñor Barrio comentó que “cuando Dios se calla en la historia del mundo es cuando hay que prestar mayor atención”. Dijo, además, que lo “importante es saber escuchar con el corazón. Es en el silencio de la noche donde se eleva el canto de las fuentes. Y ustedes, queridas hermanas contemplativas, son esas fuentes que manan y corren, aunque es de noche”.
“Una manifestación más”, indicó, de que las debilidades y fragilidades se convierten en una puerta por la que Dios entra en nuestra vida”. La mirada contemplativa, aseguró el arzobispo compostelano “alaba el mundo con gratitud y como una bendición”, entonando cada comunidad “su propio canto al Señor conforme al carisma que ha recibido”.
Por su parte, el arzobispo responsable de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, el franciscano monseñor José Rodríguez Carballo, expresó su gratitud por asistir a este encuentro. Agradeció la acogida de D. Julián y la presencia del obispo de Tui-Vigo, monseñor Luis Quinteiro; de Lugo, monseñor Alfonso Carrasco Rouco; del obispo de Mondoñedo-Ferrol, monseñor Luis Ángel de las Heras; y del auxiliar de Santiago, monseñor Jesús Fernández.
Transmitió a las religiosas contemplativas un saludo y un recuerdo especial del papa Francisco. “Me dijo que les dijera”, aseguró, “que la Iglesia las sigue necesitando. Bendígalas de mi parte”. “Así es que el papa nos acompaña”, añadió monseñor Rodríguez Carballo.
En su intervención ante las religiosas, el arzobispo franciscano comentó que iba a ser “duro y claro”, porque “conozco y amo la vida contemplativa”. Así habló de alguna de las tentaciones de la vida contemplativa, como la autorreferencialidad o luchar por la mera supervivencia. Habló además de los odres precisos para contener el vino siempre nuevo, como el de la autoridad, el de la vida en comunidad y el de la formación. Todo ello, manifestó, supone para las personas que viven su vida contemplativa “centrarse” en Dios, “concentrarse” en lo esencial y “descentrarse”.
La jornada de la mañana finalizó con la celebración de la Eucaristía, que presidió monseñor José Rodríguez Carballo.