- Pontedeume celebra una semana de fe, reconciliación y caridad que culmina con una Eucaristía presidida por el Arzobispo de Santiago.
Hoy sábado 15 de marzo, la Iglesia de Santiago en Pontedeume acogió la Eucaristía del Jubileo de la Esperanza del Arciprestazgo del Eume, presidida por Monseñor Francisco Prieto Fernández, Arzobispo de Santiago de Compostela.
Comenzó a las 12:00 horas y contó con la presencia de numerosos sacerdotes y fieles de las parroquias del arciprestazgo, así como del alcalde de Pontedeume, D. Bernardo Fernández. Entre los concelebrantes se encontraban D. Benjamín Sevillano, párroco de Pontedeume; D. Orlando, párroco de Ombre y Nogueirosa; D. Antonio, párroco de Ares; D. Pablo, párroco de Mugardos; D. Gerardo, párroco de Fene; y D. Uriel, nuevo vicario parroquial de Pontedeume.
La esperanza como sentido profundo de la vida
«Este Jubileo es una invitación a vivir como peregrinos de la esperanza. Cristo es nuestra meta y compañero de camino», señaló Monseñor Prieto, subrayando que la esperanza no es un concepto abstracto, sino una vivencia transformadora basada en la confianza en Cristo. Citando las palabras de San Pablo, destacó que «la esperanza que no defrauda es Cristo. En Él esperamos, en Él confiamos».
El Arzobispo invitó a los diocesanos a ser transmisores de esperanza en un mundo marcado por incertidumbres: «La esperanza no consiste en que todo lo que deseamos se cumpla, sino en que todo lo que hacemos, tenga o no el resultado esperado, tiene sentido». Invitó a los fieles a adoptar esta actitud como un compromiso diario, especialmente durante el tiempo de Cuaresma, camino hacia la Pascua.
Un compromiso con la caridad y la vida
D. Francisco también destacó el tema de la caridad como expresión de esperanza compartida. Recordó que «no cabe la indiferencia si creemos en Cristo, la esperanza que no defrauda. Estamos llamados a acercarnos al prójimo, a sanar heridas y a sostener la vida».
En este sentido, el arzobispo hizo un llamamiento a cuidar la vida en todas sus etapas y sin distinciones: «Toda vida es don de Dios, desde que nace hasta que Él nos llama a su presencia».
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Gestos de esperanza y preparación para la Pascua
En el contexto del Jubileo, el prelado compostelano insistió en la importancia de los gestos concretos de solidaridad y fraternidad: «Los gestos de esperanza deben llegar a aquellos que viven en situaciones de precariedad o desesperanza. No es necesario mirar lejos para encontrar corazones heridos a nuestro alrededor».
La Eucariatía concluyó con un mensaje esperanzador en el que Monseñor Prieto vinculó el Jubileo a la celebración de la Pascua: «Nuestra esperanza es Cristo resucitado, que nos invita a ser partícipes de su victoria sobre la muerte. Celebremos la vida como el don más hermoso que Dios nos ha dado, vivámosla con sentido y compartámosla con los demás».
Una semana de preparación espiritual
El Jubileo de la Esperanza en el Arciprestazgo del Eume estuvo precedido por una intensa semana de preparación espiritual, que incluyó cuatro jornadas temáticas diseñadas para profundizar en la fe y el compromiso cristiano.
El martes 11 de marzo, se dio inicio con una conferencia titulada «¿Qué es el Jubileo de la Esperanza?», a cargo de D. Javier Porro, Vicario de Pastoral. Durante esta charla, los participantes tuvieron la oportunidad de reflexionar sobre el significado y propósito de este tiempo jubilar, entendido como una invitación a la renovación personal y comunitaria.
El miércoles 12 de marzo estuvo dedicado a una oración comunitaria por las intenciones del Papa Francisco, organizada por D. Orlando y D. Gerardo. En esta jornada, los fieles se unieron para interceder por las necesidades de la Iglesia y del mundo, poniendo en práctica el espíritu de unidad y comunión que caracteriza al Jubileo.
El jueves 13 de marzo fue el turno de la jornada de caridad, organizada por las Cáritas de las parroquias del arciprestazgo. En esta ocasión, se realizaron diversas acciones solidarias que buscaron aliviar las necesidades de los más vulnerables, dando un testimonio tangible de la esperanza y la misericordia cristianas.
Finalmente, el viernes 14 de marzo se celebró el Sacramento de la Reconciliación, coordinado por D. Antonio y D. Pablo. Esta jornada permitió a muchos fieles experimentar el perdón y la misericordia de Dios, preparándose espiritualmente para el acto central del Jubileo.