El 10 de junio el Papa envió al Encuentro Mundial sobre la Fraternidad Humana “Not Alone” un mensaje centrado en el deseo de fraternidad y la necesidad de paz para la vida del mundo. Y lo hizo hablando de esos gestos sencillos al alcance de cualquier persona ; “la fraternidad no tiene necesidad de teorías, sino de gestos concretos y de opciones compartidas que la hagan cultura de paz. La pregunta que debemos hacernos no es por tanto qué pueden darme la sociedad o el mundo, sino qué puedo dar yo a mis hermanos y a mis hermanas. Volviendo a casa, pensemos qué gesto concreto de fraternidad podemos realizar: reconciliarnos con la familia, con los amigos o con los vecinos, rezar por quien nos ha hecho daño, reconocer y ayudar a quien está en necesidad, llevar una palabra de paz a la escuela, a la universidad o a la vida social, ungir con nuestra cercanía a alguien que se sienta solo.
Sintámonos llamados a aplicar el bálsamo de la ternura dentro de las relaciones que se han desgastado, tanto entre las personas como entre los pueblos. No nos cansemos de gritar “no a la guerra”, en el nombre de Dios o en el nombre de cada hombre y cada mujer que aspira a la paz.”
De importancia son también estas palabras, que invitan a la oración por la paz “Cuando los hombres y las sociedades eligen la fraternidad también las políticas cambian: la persona vuelve a prevalecer sobre el beneficio; la casa común que todos habitamos, sobre el ambiente que se explota para los propios intereses; el trabajo se paga con el justo salario; la acogida se convierte riqueza; la vida, en esperanza; la justicia se abre a la reparación y el recuerdo del mal causado sana en el encuentro entre las víctimas y los culpables.”
Y el Papa ¿Cómo propone visualizar esa fraternidad? Para el Papa la fraternidad se visualiza a través del abrazo como signo de encuentro, y en su discurso encadena las siguientes situaciones; la paz necesita fraternidad, la fraternidad necesita el encuentro y este se manifiesta en un compromiso de vida y profecía de esperanza.
Para cerrar, también comentar el apoyo del Papa a la Acción Católica internacional, en su iniciativa de “Un minuto por la paz”. Esta propuesta consistía en detenerse para invocar la paz en los cinco continentes y especialmente en Ucrania el 8 de junio a las 13 horas. Yendo un poco más allá de las propuestas papales, dirigidas a un público concreto, se puede “escribir” la vida diaria a través de los abrazos o de un minuto de oración, minuto centrado en alguna de esas tristes noticias sobre las que cada día se informa sin que aparezcan acompañadas de signos de esperanza.
María Puy