La entretela: Volviendo siempre a Galilea

El Papa durante la vigilia Pascual nos ha invitado a volver a Galilea, porque cuando Jesús le dice a las mujeres; avisad a mis hermanos que vayan a Galilea que allí me verán… estamos dando una oportunidad a nuestro pasado de Gracia y nos permitimos centrarnos allí dónde comenzó nuestra historia de amor con Jesús.

El Dios cercano, dijo el Papa, que te conoce mejor que nadie y te ama más que nadie, nos invita a hacer memoria de Galilea, de nuestra Galilea; de nuestra llamada, de esa Palabra de Dios, de ese primer encuentro con Cristo. Dice el Papa con pasión que al reconstruir el contexto, el tiempo y el lugar, se vuelve a experimentar las emociones y las sensaciones, y dice “Porque cuando has olvidado ese primer amor, cuando has pasado por alto ese primer encuentro, ha comenzado a depositarse el polvo en tu corazón. Y experimentaste la tristeza y, como les ocurrió a los discípulos, todo parecía sin perspectiva, como si una piedra sellara la esperanza. Pero hoy la fuerza de la Pascua nos invita a quitar las lápidas de la desilusión y la desconfianza”.

Y siguiendo al Papa podemos alegrarnos y renovarnos recordando esos pequeños detalles que han quedado escritos en los evangelios y que seguro nos conducirán a otros recuerdos de encuentros parecidos en nuestra vida.

Volviendo a Galilea volvemos a ese principio que nos dio fuerzas para vivir con cara de resucitados:

144. Recordemos cómo Jesús invitaba a sus discípulos a prestar atención a los detalles.

El pequeño detalle de que se estaba acabando el vino en una fiesta.

El pequeño detalle de que faltaba una oveja.

El pequeño detalle de la viuda que ofreció sus dos moneditas.

El pequeño detalle de tener aceite de repuesto para las lámparas por si el novio se demora.

El pequeño detalle de pedir a sus discípulos que vieran cuántos panes tenían.

El pequeño detalle de tener un fueguito preparado y un pescado en la parrilla mientras esperaba a los discípulos de madrugada.

145. La comunidad que preserva los pequeños detalles del amor, donde los miembros se cuidan unos a otros y constituyen un espacio abierto y evangelizador, es lugar de la presencia del Resucitado que la va santificando según el proyecto del Padre”(Gaudete et exsultate)”

Celebremos la Pascua, regresando a nuestra personal Galilea.

 

María Puy