La familia Calasancia de Pontevedra celebra el centenario de la muerte de San Faustino Míguez

Hoy, sábado 22 de febrero, la comunidad de las Calasancias de Pontevedra, junto con toda la comunidad educativa del colegio, se reunió para conmemorar el centenario de la muerte de San Faustino Míguez, fundador de la Congregación de Hijas de la Divina Pastora. El evento histórico estuvo marcado por una solemne Eucaristía presidida por el arzobispo de Santiago, Mons. Francisco Prieto.

La celebración comenzó con unas emotivas palabras por la Madre Superiora de la comunidad, M. María Luisa González. En su mensaje de bienvenida, destacó la importancia de San Faustino Míguez como sacerdote escolapio, subrayando su entrega al camino de la santidad a través de la educación y el acompañamiento espiritual: “Queremos dar gracias a Dios porque nos sabemos y sentimos herederos de un tesoro compartido”.

La Eucaristía contó, además de la Madre Superiora de la comunidad, con M. Mª Angustias de la Plata, vicaria general; M. Sacramento Calderón, delegada del Sector España-África-India; y M. Conchi Ruiz, directora titular del colegio. Además, asistieron las hermanas de la comunidad de las Calasancias, alumnos, profesores y familias, quienes se unieron en oración y reflexión.

En su homilía, Mons. Prieto ofreció una profunda reflexión sobre la vida de San Faustino Míguez, destacando su autenticidad y sencillez como pilares de su santidad. El arzobispo enfatizó que la santidad no reside en la realización de actos extraordinarios o milagros, sino en la autenticidad y coherencia con el corazón de Dios. “Ser santos es algo al mismo tiempo sencillo y exigente”, afirmó Mons. Prieto, invitando a los presentes a vivir como cristianos auténticos, buscando siempre la verdad y la transparencia en sus acciones.

Mons. Prieto también subrayó que la vida es un regalo colmado de dones y animó a los presentes a contemplar cómo están utilizando este regalo. Los instó a compartir con alegría y generosidad lo que son y lo que poseen: “Que vuestra vida sea el mejor cántico, que la música de vuestra vida no sea amargura, tristeza, lamento, quejido, sino gozo y alegría”.

El arzobispo abordó la tendencia humana a buscar reconocimiento, recordando las enseñanzas de Jesús: “Si queréis ser los más importantes, comenzad por ser los últimos”. En este sentido, invitó a los presentes a abandonar el egoísmo y a dirigir su mirada hacia el corazón de los demás, escuchando con empatía y sin prejuicios, y promoviendo una escucha activa y un entendimiento profundo de las necesidades del prójimo.

Mons. Prieto destacó que San Faustino Míguez es recordado no solo como un sacerdote ejemplar, sino también como un educador y científico. Destacó su cercanía al pueblo como pastor y su entrega a una educación sincera, centrada en el desarrollo integral de cada niño y joven. Asimismo, resaltó su faceta científica y su habilidad para transformar los recursos naturales en medicina, recordando la importancia de cuidar tanto el alma como el cuerpo.

En un gesto de reconocimiento, Mons. Prieto agradeció a las Calasancias por su dedicación como custodias del legado de San Faustino Míguez. Animó a todos los presentes a seguir el ejemplo del santo, abrazando una vida de santidad, sacerdocio, educación, ciencia y curación: “Hay medicinas que tenemos que seguir tomando para que la salud del corazón siga estando viva”, concluyó.

La celebración terminó con una reflexión de la directora titular del colegio, M. Conchi Ruiz, quien invitó a los presentes a pensar en la importancia de San Faustino en sus vidas: “una invitación a dar gracias a Dios por lo que él nos aporta a cada uno de los que estamos hoy aquí. Seguro que para ninguno es indiferente que el padre Faustino es ya alguien especial en nuestra vida porque conectó con nuestra manera de entender la educación”.

Y añadió: “os invito a cerrar los ojos, a pensar en quién es nuestro fundador para ti y a darte gracias a él y a Dios por haberlo cruzado en tu camino. Pídele que te siga cuidando, que te siga acompañando, que siga animando tu manera de educar, que sostenga tu vocación calasancia cuando esta se tambalee y que te ayude a vivir con la radicalidad con que él se entregó a la misión más noble, más grande y más sublime, la educación de la infancia y la juventud”.

La conmemoración del centenario de la muerte de San Faustino Míguez fue un momento de profunda reflexión y agradecimiento, reafirmando el compromiso de la comunidad calasancia de Pontevedra con la educación y los valores que él encarnó a lo largo de su vida. La celebración culminó con un sentido aplauso y el compromiso de todos los presentes de seguir adelante con la misión educativa inspirada por el legado del santo.