La Puerta de la Vida

«Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estragos; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante».

Jesús no solo es nuestro Buen Pastor sino que también Él mismo es la puerta por la que entrar para alcanzar una vida en plenitud, ahora y por toda la eternidad. Esto lo sabemos, lo tenemos claro, ¿verdad? ¿Entonces porque andamos detrás de otros “pastores” que no hacen más que robarnos todo aquello que nos regala Jesús? ¿Por qué nos empeñamos en ir detrás de otros amores que hacen estragos en nuestras vidas, cuando solo Jesús es el verdadero Amor de nuestra vida, el único que puede darnos vida y vida en abundancia?  Con Jesús nada nos falta.

Nico Montero El Señor es mi Pastor https://youtu.be/ABX1EHKHEJ8

Elena Fernández Andrés · https://twitter.com/poverellacm

 

“Ayer recibí tres wasap -escribe Chus– en los que se me preguntaba más o menos si el sufrimiento que acarrea esta pandemia será meritorio o no. Todavía no he contestado. Yo no me encuentro muy a gusto en ese lenguaje. Pero está claro que de un sufrimiento siempre se puede sacar provecho. Las personas de fe que lo puedan vivir desde Cristo saben que todo ocurre para el bien de los que aman a Dios. Para esto hay que ser sensibles a lo sobrenatural. El vivir estas cosas con Cristo yo no lo llamo mérito, lo llamo gracia, predilección, elección. Elegidos, como dice San Pablo, para reproducir la imagen de su Hijo, para que sea él el primogénito de muchos hermanos. Esta elección lleva consigo la justificación y la gloria (Rm 8, 29).

La diferencia entre los primeros judíos cristianos que pensaban que solo llegaríamos a Cristo si primero cumplíamos la ley judía y los cristianos venidos del paganismo, estaba en que éstos eran sensibles a la misericordia y a la acogida de la gratuidad. Son posturas muy distintas ante la muerte. Si piensas que es cuestión de teorías yo te diría que no. Imagina que tu padre o tu hermano están muriendo en la soledad creada por el Covid-19. Si se acerca un sacerdote a su cabecera, ¿prefieres que les hable de los preceptos que tienen que cumplir para salvarse o que les diga que ya están salvados en virtud de la sangre de Cristo? Yo pienso que estará ahora muriendo mucha gente con la fe enfriada por la vida y la cultura actual. Yo no puedo concebir que el corazón de Dios para ellos en ese momento quiera otra cosa sino que les hablen del sacrificio de Jesucristo por ellos para que puedan morir en paz. Esa paz será la gloria de Dios. Un padre quiere lo mejor para su hijo aunque se haya despistado en algunas cosas.”

Montse de Javier · Comunidade Caná