Texto litúrgico
“¿Quién dice la gente que soy yo?”
Simón Pedro tomó la palabra y dijo: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo” (Mt 16, 13-19).
Imagen: Octava Estación
Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén
Via Crucis
“Jesús, volviéndose a ellas, dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos»” (Lucas 23,28).
Salmo
“El Señor es mi Pastor, nada me falta, en verdes praderas me hace recostar, me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas” (Sal 22).
Santa Teresa
¿No lloraremos siquiera con las hijas de Jerusalén, ya que no le ayudemos a llevar la cruz con el Cirineo? ¿Que con placeres y pasatiempos hemos de gozar lo que Él nos ganó a costa de tanta sangre?” (Vida 27, 13)
Consideración
Hoy en la fiesta de la Cátedra de San Pedro, y ante las lágrimas de las mujeres de Jerusalén, podemos recordar las de Pedro, quien a pesar de confesar de manera tan explícita la identidad de Jesús, lo negó por tres veces, pero Jesús no le retiró su confianza. Es distinto lamentarse que convertirse; distinto llorar por emoción, que llorar de arrepentimiento.
Cuestión
¿Te sientes identificado con las lágrimas compasivas de las mujeres de Jerusalén, o con las lágrimas de arrepentimiento de Pedro?
Ángel Moreno Buenafuente