Duelo y Adolescentes II

En el artículo anterior, hacía una referencia a varios aspectos que afectan a la hora de lidiar con el duelo y con los adolescentes. En esta segunda parte, lo que voy a intentar, es facilitar y daros algunas claves o posibilidades que podemos usar para intentar acompañar de la mejor forma posible a los adolescentes.

Hay que entender que nos adentramos en un mundo bastante desconocido. Al no ser producidos en serie, los adolescentes son muy diferentes los unos de los otros, ahora bien, en base a los múltiples estudios que se han realizado, podemos hacer una serie de generalizaciones a la hora de proceder a trabajar o a acompañar a los adolescentes. Si bien, no es menos cierto que, lo que puede valer para unos, no tiene porque valer para otros. Por lo tanto, aunque estos son unos consejos, te tocará adaptarlo a la persona que tienes delante de ti.

Pautas De Como Proceder Ante Un Fallecimiento Con Un Adolescente

¿Informar a un adolescente de la muerte de un familiar? Hay que informar al adolescente de la pérdida de un ser querido. El adolescente a diferencia de los niños, está en una edad en la que ya es consciente de todo. Si los niños perciben que pasa algo y se sienten desplazados, los adolescentes aún más. Puesto que, no solo se le desplaza, sino que aun por encima, le estamos haciendo ver que no confiamos en él y que se le ocultan las cosas. Además, tarde o temprano, se acabaría enterando y pediría explicaciones a la familia por su silencio y por no dejarle participar. Si se entera por otros, sentirá el vacío de su familia.

¿Cuándo hay que decírselo? Al igual que se nos comentaba en el artículo de este mismo blog sobre el Duelo en los Niños, si se espera la pérdida, hay que ir preparando al adolescente y tras el fallecimiento, comunicárselo. Si es una pérdida inesperada, también hay que decírselo.

¿Cómo se lo decimos? De manera sencilla, natural y con delicadeza. Debemos prepararlo poco a poco. En ese momento es importante abrazarlo, mostrar cercanía y darle seguridad; debemos decirle que estamos con él, que le queremos, que le entendemos. Le daremos la información que el adolescente nos pueda pedir. Esa información será la justa y necesaria que el adolescente nos demande, sin entrar en detalles macabros.

¿Quién debe informar?El padre o la madre y si éstos no pueden, lo hará alguien significativo para él. Siempre respetando sus tiempos, permitiendo que exprese sus emociones y respondiendo a sus preguntas con sinceridad y de manera adecuada a su momento evolutivo.

¿Debe participar en el entierro y funeral? Hay que permitirle que participe en todo aquello que el adolescente quiera. Si no quiere ir, no debemos forzarlo, tampoco pelear o batallar con él, pero sí hablar del tema. En caso de que no quiera ir al funeral o participar en los ritos de despedida, ofrecerle la oportunidad de que pueda despedirse de alguna forma, bien a través de una carta o de otros elementos que le permitan darle un cierre a ese momento. Esto, vendrá bien para que, en un futuro, el duelo no se complique y se enquiste.

Estoy Aquí Para Ti. La Escucha De Un Adolescente En Duelo

En el artículo anterior, sobre Duelo y Adolescentes, hacía referencia a que donde se va a empezar a soltar el adolescente es en su grupo de amigos. Ahora bien, nosotros, como adultos y más si somos cercanos a ellos, hay que estar dispuesto a poner la oreja en el momento en el que nos lo reclame. Y, ¿qué quiero decir con lo de poner la oreja? La respuesta, es bien sencilla. Ser capaces de sentarnos y escuchar todo aquello que, necesite soltar y desahogar.

Una de las tareas más difíciles para un adulto es la de escuchar a un adolescente. Puesto que, podemos caer en la tentación de asediarle a preguntas, como si fuera un examen para que nos las vaya respondiendo y, al final, vemos si le damos el aprobado o no. Pues bien, las preguntas del estilo “¿Estás bien?”, “¿Necesitas algo?”, “¿Te gusta así?”, “¿Cómo te encuentras hoy?”, “¿No se te ha pasado aún?”No suelen ayudar en nada. El objetivo, es escuchar aquello que el adolescente quiera y esté dispuesto a compartir. En la múltiple formación que hemos recibido, siempre se nos ha insistido en la idea de que: “Entramos en suelo sagrado y hay que hacerlo con el mayor de los cuidados”. Por ello, hay que tener mucho cuidado para que no se produzca un alejamiento y una cerrazón por parte del adolescente al haberle presionado.

Usando un símil con la pesca, cuando un pez muerde el anzuelo, no hay que tirar de inmediato para sacarlo. El esfuerzo puede ser titánico y el resultado nulo. Lo que hay que hacer es soltar un poco el sedal, dejar que el pez se revuelva o lo que es lo mismo, vaya perdiendo energía e ir recogiendo a los pocos. Nuestra labor, tiene que ser paciente y de tiempo. Es una carrera de obstáculos y hay que superarlo juntos y a los pocos.  ¡No tengas prisa!

Cómo actuar ante un adolescente en duelo

Las peculiaridades de los adolescentes en duelo son muchas, es por ello que, a continuación, daré unos posibles consejos para lidiar con esta situación.

Como punto de partida hay que dejarle su espacio, sin atosigarle, manteniéndonos cerca por si nos necesita, y propiciar medios de expresión alternativos. Hay que tener paciencia ante sus actitudes adolescentes y con comprensión, porque, aunque no lo parezca, no son insensibles a la perdida y buscan la mejor forma de canalizar ese dolor. Hay que saber que les duele tanto o más que a los adultos.

Es normal que estén enfadados por la muerte del ser querido y lo paguen en el ámbito familiar, así que hay que ser tolerantes. Aunque intentan aparentar normalidad, aún son personas frágiles que luchan por hacerse un hueco en el mundo adulto y se protegen con actitudes que suelen desesperar a los mayores.

Por último, si la situación persiste mucho en el tiempo, lo recomendable es buscar ayuda de un tercero. Hay Centros de Escucha que nos pueden ayudar en los temas de duelo. Y, si la situación se ha complicado mucho, también la ayuda de profesionales como la de los psicólogos.

A modo de conclusión de este apartado, remarcar 3 ideas fundamentales:

  1. Establecer una relación cálida y afectiva. Sin miedo al compromiso y dejando claros los límites.
  2. Transmitir al adolescente que le aceptamos como persona (Aunque no tengamos que aceptar todas sus conductas).
  3. Transmitirle que es importante para nosotros.

Para concluir, me gustaría compartir un pequeño texto de Eduardo Galeano que Consuelo Santamaría nos mostró en la formación de Intervención en Duelo con Adolescentes. Dicho texto, ilustra bien, el tema que hemos ido tratando durante estos dos artículos:

“…Cada persona brilla con luz propia ante las demás.
No hay dos fuegos iguales.
Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores.
Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento,
y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas.
Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman;
pero otros arden la vida con tantas ganas qué no se puede mirarlos sin parpadear,
y quien se acerca, se enciende”.

 

 David Viñas Solla
Voluntario del Centro Diocesano de Escucha San Camilo.
Archidiócesis de Santiago de Compostela.