“Educar para acoger el don de la vida” en la Parroquia de San Fernando

Mañana lunes día 9, se va a celebrar, como viene siendo habitual en la parroquia la Jornada por la Vida. Este año la celebración coincide con el Tiempo gozoso de Pascua, al haberse trasladado la solemnidad de la Anunciación del Señor del 25 de marzo, por coincidir con el Domingo de Ramos, al primer día litúrgico hábil tras la Octava de Pascua.

Esta gozosa coincidencia nos brinda la oportunidad para que, además de defender el gran don de la vida humana desde su concepción, exaltemos y agradezcamos la grandeza de la vida como don de Dios, pues de su plenitud hemos recibido gracia en abundancia” (Jn 1, 16). La defensa de la vida, la defensa del derecho a la vida, desde la concepción hasta el ocaso, lleva implícito también el crecimiento y desarrollo integral de las personas, para que se les permita vivir una vida cristiana como don y respuesta a Dios en el camino de seguimiento de Cristo Resucitado. En este sentido cobra especial importancia el papel de las familias y de los educadores.

Nos recuerdan los obispos a este respecto que la familia es el lugar primero y privilegiado para educar en la acogida del don de la vida., pues el amor incondicional de la misma permite a todos sus miembros crecer y vivir en la seguridad de ser querido, al tiempo que transmite e inculca los valores que fundamentan la dignidad incondicionada de la persona en todas sus etapas de su existencia. Por ello, una sociedad que no cuida y protege a la familia y a sus miembros es una sociedad enferma y sin futuro.

En clave de misión compartida con las familias, el educador cristiano acompaña el proceso de maduración del alumnado, favoreciendo su apertura a Dios y a la vida, a la vida como don, como regalo, desde los valores del Evangelio. Con su magisterio y testimonio educa para humanizar en la vida, desde la vida y para la vida. Y humanizar es evangelizar, es comprometerse en la misión evangelizadora de la Iglesia.

Por eso, la comunidad parroquial os invita a participar en el rezo del Rosario y en la Celebración Eucarística de mañana preparados al efecto, para agradecer el don de la vida y, con la fuerza de Cristo resucitado, dar testimonio público de este bien y trabajar por el desarrollo de la cultura de la vida en nuestra sociedad.