El arzobispo de Santiago de Compostela preside la Eucaristía para la Vida Consagrada

En la tarde de hoy, 2 de febrero, festividad litúrgica de la Presentación del Señor en el Templo, los religiosos celebran la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, una cita anual en la que se reúnen para dar gracias a Dios por el don de su vocación consagrada y para renovar sus votos evangélicos.

Con este motivo a las 18:00 horas, se celebró una Eucaristía en la compostelana iglesia de las Huérfanas, presidida por el arzobispo de Santiago, monseñor Julián Barrio.

En su homilía, el prelado compostelano, señaló que “en la fiesta de la Presentación del Niño Dios en el Templo se nos invita a acoger con alma humilde su Luz clara y eterna”. Y añadió que “la salvación que el Señor nos trae, pasa por la cruz, señal de nuestra fe”.

Dirigiéndose a los Miembros de la Vida consagrada, mons. Barrio, les recordó que llevan la luz de Cristo en los brazos de la fe, con la entrega de la propia vida que reflejan en la Iglesia, lo que supone un “gran don y no menor responsabilidad”.

“Es una gracia de Dios -continuó- poder contar con vosotros. A través de los carismas de vida contemplativa y apostólica, colaboráis en la misión de la Iglesia. Me alegra deciros que queremos caminar con vosotros en nuestro peregrinar hacia Dios, en comunión, participación y misión, con espíritu sinodal”.

El arzobispo agradeció el estilo de vida de los consagrados y les dijo: “En el día a día de vuestra existencia elegid siempre con el Señor lo del Señor. Tratad de veros como Dios os ve y os sueña. En la dureza de la cruz mirad a Cristo y calzaos las sandalias de la esperanza”.

En esta jornada la Iglesia celebra la XXVI Jornada Mundial de la Vida consagrada, cuyo lema, en esta ocasión, es “Caminando juntos”, significando así que los consagrados se unen al camino sinodal que se inició en octubre de 2021 y que culminará en octubre de 2023, y en la que mons. Julián Barrio ha dirigido una Carta Pastoral a los Miembros de la Vida Consagrada.