El movimiento ecuménico en el Arzobispado de Santiago de Compostela – III

  1. Encuentros Ecuménicos Internacionales en Santiago

3.1. El XXII Congreso Ecuménico de International Ecumenical Fellovship, 1987

La International Ecumenical Fellovship (IEF), asociación ecuménica de base que nace en 1968, con sede central en Suiza, en la que participan a título personal los diversos miembros del Pueblo de Dios, celebró en Santiago de Compostela, del 13 al 20 de Julio de 1987, el XXII Congreso Ecuménico con el lema En el camino de Compostela cristianos unidos por una Europa reconciliada.

La Delegación diocesana de Ecumenismo colaboró con los dirigentes de la IEF en la preparación de la necesaria infraestructura. Las celebraciones litúrgicas se realizaron en la gran iglesia barroca de San Martín Pinario, y las conferencias en la Aula magna del Colegio Fonseca de la universidad compostelana.

Participaron unas 400 personas: Anglicanos, católicos, evangélico‑reformados, luteranos; hubo comunicaciones sobre la Iglesia ortodoxa. En cuanto a las ponencias o colaboraciones, destacamos la del pastor Daniel Atger, El camino hacia la unidad de los cristianos europeos; en ella hace un análisis muy ponderado del ecumenismo en aquel momento, que todavía hoy mantiene actualidad en muchos de sus aspectos, y termina diciendo:

En conclusión, quisiera subrayar el hecho de que nuestra reunión misma en Santiago de Compostela, debe ser una especie de parábola e ilustración de la marcha de los cristianos de Europa hacia la unidad. Todos venimos de esas viejas naciones de un continente encogido, aún marcado por los traumatismos de sus desgarrones absurdos y de sus conflictos sangrientos. Sabemos perfectamente que, en la herencia común de la vieja Europa, cada nación tiene por vocación no cultivar egoístamente su propia parcela, sino el enriquecer a las otras tradiciones que nos han hecho lo que somos. ¡Y, es cierto, que no es siempre fácil llevar el peso del pasado! Pero estamos todos en la misma situación a nivel espiritual. Pertenecemos todos a Iglesias que han salvaguardado riquezas en condiciones muy difíciles a veces, y puesto al día sus tesoros. Pero, en lugar de hacer como la mujer del evangelio que corre a la casa de sus amigos para mostrárselos, nos hemos encerrado, hemos vivido en un bunker, hemos tenido miedo de nuestras diferencias.

Ha llegado el momento de tomar rumbo al horizonte, de hacer converger nuestros itinerarios, de reunirnos en un mismo lugar para aprender, de nuevo, a vivir en comunión, a compartir lo que somos y la manera como vivimos nuestra fe. Entonces encontraremos la fuerza de volvernos juntos hacia los otros, y dar al ecumenismo una dimensión y un rostro verdaderamente ‘universal’”.[1]

Otras conferencias estuvieron a cargo de los profesores compostelanos Dr. Eugenio Romero Pose, del ITC, y Dr. Manuel Díaz y Díaz, de la Universidad de Santiago[2]; la homilía, en la Eucaristía celebrada en la Catedral, por el Prelado diocesano Mons. Rouco Varela.[3]

 

3.2. El VIII Congreso Internacional Sociedad del Derecho de las Iglesias Orientales, 1987

Este mismo Año Santo compostelano, los días 20 al 27 de setiembre, se celebra este Congreso en Santiago de Compostela, sobre el tema: El protos[4] y su jurisdicción en la Iglesia local.

El discurso de apertura estuvo a cargo del arzobispo de Santiago, Antonio Mª Rouco Varela, con el título Compostela y Oriente. Participaron unos 70 profesores universitarios y especialistas, ortodoxos, católicos y anglicanos; se impartieron 13 ponencias y comunicaciones sobre el tema del protos o patriarca –con sus equivalentes, incluido el papa– y su jurisdicción en la Iglesia local, desde el punto de vista teológico ortodoxo y católico romano, en Iglesias ortodoxas patriarcales y autocéfalas de rito bizantino, en las Antiguas iglesias orientales y en la Comunión anglicana.[5]

Dos días se desplazaron a las ciudades de A Coruña y Pontevedra, donde celebraron sus sesiones. Hubo todos los días momentos para la oración comunitaria, y celebraciones litúrgicas –alguna, ecuménica– en la iglesia de San Paio de las MM. Benedictinas, colegiata de A Coruña y misa pontifical en la catedral de Santiago.

Los redactores de la revista LUMIEIRA hacían este balance de los dos Congresos:

“Compostela ha sido nuevamente el espacio material y espiritual que ha hecho posible el encuentro, la relación, el diálogo, la exposición serena, la celebración de la fe común de tantos cristianos de distintas confesiones que se afanan por lograr en el futuro la plena reconciliación y la comunión en la Iglesia una. Junto a sus monumentos y en sus rúas llenas de historia, entre sus gentes y al lado de los peregrinos que la visitan constantemente, los congresistas de la Internacional Ecumenical Fellowship y de la Sociedad del Derecho de las Iglesias Orientales han encontrado, sin duda, estímulos para avanzar en sus metas ecuménicas, nuevas razones para creer en común, ambiente para hermanarse en el anuncio de la única buena noticia del Reino. Compostela ejerció una vez más, en el verano de 1987, su vocación espiritual al servicio de la unidad de la fe entre los hombres”.[6]

Sin embargo, la repercusión de ambos Congresos en la pastoral diocesana fue muy poca. Alentó la inquietud ecuménica, la preocupación por el problema de la falta de unidad en la Iglesia, la oración y el diálogo ecuménicos en un grupo reducido del pueblo creyente católico.

 

3.3. El V Encuentro Ecuménico Europeo, 1991

Los días 13 al 17 de noviembre de 1991 se celebra en Santiago de Compostela el V Encuentro Ecuménico Europeo, del Consejo de las Conferencias Episcopales Europeas (CCEE) y de la Conferencia de Iglesias Europeas (KEK); su temática de estudio: Misión y Evangelización en la Europa de hoy.

La asamblea constitutiva de la CCEE se creó en marzo de 1971, en Roma; en la reunión de Santiago contaba con 25 miembros. La Conferencia de las Iglesias Europeas (KEK) se funda en 1959, y sus miembros representan la mayoría de las Iglesias no católicas de Europa; el año 1962 inicia el diálogo permanente con el Secretariado de la Iglesia católica para la unidad de los cristianos en Roma. El año 1971 se constituye el Comité mixto CCEE / KEK; para los encuentros europeos ecuménicos invitan el mismo número de representantes de ambas, en el V participan 56 delegados de la CCEE y 58 de la KEK.[7]

En el saludo de bienvenida del arzobispo D. Antonio María Rouco Varela, les dice:

“El Pastor de esta Iglesia Particular de Santiago de Compostela que peregrina aquí en esta tierra de Galicia, en el Finisterre hispánico, con su Obispo Auxiliar, sus Presbíteros y Diáconos, con todos sus fieles, os acoge en el nombre del Señor, según aquella máxima benedictina de tanto arraigo entre nosotros: ‘Hospes sicut Christus’ – al huésped como a Cristo –”.

Indica que Santiago y su tradición fueron “factores decisivos de la primera configuración de Europa, de “una Europa que nace peregrinando, como recordaba Juan Pablo II en el discurso del Acto Europeísta en la Catedral de Santiago de Compostela, el 9 de noviembre de 1982”, y añade:

“Los Caminos de Santiago que se abren por las pisadas de los peregrinos en todo el Continente Europeo en los comienzos del segundo milenio de la era cristiana, son Caminos de Encuentro penitente con el Señor, y por ello, Caminos de Unidad y de paz en la Iglesia y entre los pueblos de Europa”.[8]

El Card. Carlo María Martini, presidente del CCEE, pronuncia el discurso de apertura que desarrolla en cuatro puntos; del 1º, La atracción de Santiago, meta de peregrinaciones, ofrecemos una síntesis:

“Hoy estamos aquí juntos católicos, ortodoxos, protestantes, anglicanos y todos juntos queremos escuchar el reclamo de este lugar: es un reclamo que vale para nosotros, para nuestras Iglesias y nuestras comunidades, para Europa entera.

Nos dice que toda nuestra vida es una peregrinación hacia el encuentro beatificante con la Trinidad Santísima. La nuestra es pues una existencia guiada por la Palabra de Dios y por la gracia del Espíritu continuamente alimentada por la esperanza y la oración: es una existencia que se hace invocación y espera activa del Reino de Dios que sabemos que es siempre gratuito y no merecido, capaz ya desde ahora de transformar nuestra vida, la de Europa y la del mundo entero y que, al mismo tiempo, estimula y reclama nuestra responsabilidad y nuestro compromiso.

Santiago es también un reclamo al significado que el ambiente humano puede tener en el camino de la fe, la esperanza y la caridad […].

Dentro de esta perspectiva querría mencionar un último reclamo de Santiago. Esta ciudad nos dice que ‘la historia de la formación de las naciones europeas discurre paralela a la de su evangelización’, hasta el punto de afirmar que ‘la identidad europea es incompresible sin el cristianismo’ (Juan Pablo II). Para nosotros, hoy, esta consideración se transforma en conciencia renovada de la necesidad de continuar sacando de la fuente del Evangelio aquellos valores que constituyen el sólido fundamento sobre el que edificar la ‘casa común’ europea, en la reconciliación y en la paz. Y será precisamente la referencia a los auténticos valores evangélicos la que exija y permita vivir nuestra misión en una correcta relación también con el Hebraísmo y el Islam”[9].

Otras intervenciones a destacar: El discurso Point de vue orthodoxe sur la Misión d’aujourd’hui, por el Archimandrita Josif Pustoutov, de la Iglesia ortodoxa rusa, KEK, en la sesión plenaria del 15-11-1991; el discurso Une vision de L’EuropeAvec des Eglises separees?, por el Prof. Dr. Fairy von Lilienfeld, de la Iglesia evangélica alemana, KEK, en la plenaria del 16-11-1991; el del Card. J. Willebrands, del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, titulado La unidad de Europa y la obligación del compromiso ecuménico.

 

3.4. La Quinta Conferencia Mundial Ecuménica de Fe y Constitución, los días 3 al 14 de agosto de 1993 en Santiago de Compostela

La Quinta Conferencia de Fe y Constitución, del Consejo Ecuménico de las Iglesias (CEI)[10], celebrada en Santiago de Compostela los días 3 al 14 de agosto de 1993, constituyó un acontecimiento de gran importancia en el camino hacia la plena unidad visible de la Iglesia de Cristo; la cuarta conferencia se había celebrado 30 años antes en Montreal (Canadá). Entre una y otra, tenía lugar el Concilio Vaticano II y la incorporación institucional de la Iglesia católica al movimiento ecuménico; la Iglesia católica no era miembro del CEI, ni todavía ahora, sí es miembro de pleno derecho de Fe y Constitución desde 1968, representada por teólogos nombrados por la Santa Sede.

El tema de estudio acordado para esta Conferencia: “Hacia la Koinonía/Comunión en la Fe, la Vida y el Testimonio”, la propuesta, significa en sí misma un avance en el diálogo teológico ecuménico, ya que plantea concretar los elementos fundamentales que integran el don de la unidad comunicada por Cristo a su Iglesia.

El Folleto o Tríptico de Información y organización sobre la Quinta conferencia ofrecía una breve explicación del tema en sus tres elementos: Comunión en la Fe, Comunión en la Vida, Comunión en el Testimonio; de un modo más extenso se desarrollaba en el Proyecto de Documento de Trabajo (Dublín, abril de 1992) “Hacia la Koinonía en la Fe, la Vida y el Testimonio”, que se envía con mucha antelación a los miembros de Fe y Constitución (120), a las Iglesias miembros del CEI y a las Bases eclesiales.

La buena disposición para afrontar el tema propuesto, de tanta trascendencia para la causa de la unidad, se expresaba de este modo en el citado Tríptico:

“Santiago, ha sido por siglos un importante lugar de peregrinación. La Conferencia Mundial se dirige hacia ese lugar con la visión amplia del peregrinar ecuménico en fidelidad al propósito de Dios a favor de la unidad de la Iglesia y de la renovación y la salvación de la humanidad.

Los 350 participantes oficiales procurarán evaluar y celebrar los logros de la búsqueda de la unidad visible de la Iglesia durante los últimos decenios. Tendrán que luchar contra las barreras que todavía impiden a las iglesias manifestar de manera plena esa unidad en la fe, la vida y el testimonio. Y tratarán de comunicar nuevos impulsos y renovado aliento y orientación a las iglesias, para que continúen en peregrinación ecuménica en un mundo que espera ansiosamente signos y medios de reconciliación y de esperanza”.

Se trabajó durante la Conferencia en cuatro Secciones que elaboran sendos Informes finales: Sección I,  La Koinonía como Don,  como Vocación (Llamada), Etapas en el Camino “de la Koinonía que Dios quiere dar a la Iglesia”, Recomendaciones; Sección II, La Koinonía en la confesión de la Fe, El reconocimiento de la Apostolicidad, La multiplicidad de expresiones de la Fe común, Estructuras al servicio de la unidad; Sección III, Compartiendo en la Vida Común en Cristo, Sacramento y Sacramentalidad, Bautismo, Eucaristía, Ministerio, Recomendaciones; Sección IV, Llamados a dar un Testimonio común para la Renovación del Mundo.

Además del quehacer de las cuatro Secciones, en las que sólo participaron los delegados oficiales en mayor número y representación más universal que en las anteriores Conferencias de Fe y Constitución, se impartieron conferencias a las que pudieron asistir también los invitados a la Conferencia y se realizaron Celebraciones litúrgicas ecuménicas abiertas en Santiago y en otras ciudades de Galicia.

El Mensaje final de la Conferencia Mundial, con el título HACIA UNA KOINONÍA MÁS PLENA, señala la situación ambivalente del Movimiento ecuménico a finales del siglo XX y expresa el resultado positivo de la misma:

“Venimos con alegría, dando gracias por los enormes progresos realizados durante los últimos años y por la impaciencia de muchos cristianos de vivir una koinonía más plena; pero también venimos con preocupación por el compromiso cada vez menos firme con la unidad cristiana. […]

Venimos con dolor recordando el mal que inflige nuestro pecado a la humanidad y a la creación que gime. […]

“Venimos con esperanza por el futuro del movimiento ecuménico, por la Iglesia y por el mundo. Hoy nos vamos de Santiago enriquecidos por la renovación de nuestro compromiso y nuestro entusiasmo al servicio de la visión ecuménica. Y decimos a las Iglesias: no podemos dar marcha atrás con respecto al objetivo de la unidad visible y al movimiento ecuménico único, que vincula la preocupación por la unidad de la Iglesia con la preocupación por el compromiso en las luchas del mundo”.

Contiene también el alcance y la comprensión de la expresión neotestamentaria de Koinonía a que han llegado los participantes; koinonía/comunión que se recibe como don divino, la vivimos (1 Jn 1:1), estamos obligados a testimoniar y que todavía debemos buscar:

“Esta koinonía que compartimos es nada menos que la presencia reconciliadora del amor de Dios. Dios quiere la unidad para la Iglesia, la humanidad y la creación, porque Dios es una koinonía de amor, la unidad del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Esta koinonía nos es otorgada como un don que no podemos sino aceptar con gratitud. Pero esa gratitud no es pasividad. Nuestra koinonía está en el Espíritu Santo que nos impulsa a la acción. La koinonía que vivimos nos lleva a buscar la unidad visible para poder manifestar concretamente nuestra koinonía con Dios y unos con otros”.

Manifiesta con realismo la ardua tarea que tiene por delante el ecumenismo, las iglesias, en el camino hacia la plena koinonía en la fe, en la vida y en el testimonio. En la fe: urge el estudio de la forma de “confesar nuestra fe común teniendo en cuenta las diversas culturas”, y de “profundizar nuestra comprensión de la Iglesia y de su carácter apostólico a la luz de las Sagradas escrituras”; en la vida: “promover el reconocimiento recíproco del bautismo, un acuerdo sobre la participación común en la eucaristía, y el reconocimiento mutuo del ministerio; y en el testimonio: “las iglesias deben examinar lo que significa concretamente la koinonía para una actitud responsable frente a la creación, para el justo compartir de los recursos del mundo, para el compromiso con los pobres y los marginados, y para una evangelización común en el respeto mutuo que invita a todas las personas a la comunión con Dios en Cristo”.

Concluye el Mensaje con una hermosa oración a la Santa Trinidad, Trinidad de amor, en acción de gracias por el don de la koinonía “que recibimos ahora como anticipo de tu reino”, con una actitud de arrepentimiento, de expectación “de entrar más profundamente en la alegría de la koinonía”, de confianza y en esperanza “de que la unidad de tu Iglesia, con toda su rica diversidad, se manifieste más y más claramente como una señal de tu amor”; y con esta súplica final:

“Enciende nuestros corazones. Dirige nuestra voluntad, profundiza nuestra comprensión. Fortalece nuestra determinación. Ayúdanos a abrirnos a Ti y a nuestras hermanas y nuestros hermanos, para que juntos seamos testigos de la unidad perfecta de tu amor. Amén.”

El espíritu y los contenidos de la Conferencia Mundial de Fe y Constitución de Santiago de Compostela, en el Año Santo Compostelano de 1993, es un referente constante en los múltiples diálogos ecuménicos teológicos y pastorales. La Iglesia en Santiago tiene que asumir su responsabilidad de animar ese compromiso ecuménico “Hacia la comunión en la Fe, la Vida y el Testimonio”.

La importancia que esta Conferencia tuvo para el arzobispado se manifiesta también en su colaboración con sus dirigentes para lograr una apropiada infraestructura; se conserva en el Archivo histórico diocesano la abundante documentación que generó; la Revista gallega de pastoral LUMIEIRA le dedica el n. 24 (1993) con el título ECUMENISMO, “E sen embargo, móvese”.

 

3.5. La reunión de la COMECE, 2004

La Comisión de los Episcopados de la Comunidad Europea (COMECE) peregrinó a Santiago, rindiendo etapas en diversas ciudades del camino francés, el Año Santo de 2004. Llegaron a Santiago el 20 de abril; por la tarde celebraron Vísperas en la Catedral, que presidió D. Carlos López, obispo de la IERE en Madrid; a continuación, tuvo lugar la recepción oficial en la antigua capilla del Hostal de los Reyes Católicos. El día 21 comenzaron las reuniones en la Casa diocesana de Ejercicios Espirituales, a las que no pudimos asistir.

En la recepción hicieron uso de la palabra el arzobispo de Santiago D. Julián Barrio Barrio, el obispo D. Josef Homeyer y el presidente de la Xunta de Galicia D. Manuel Fraga. El saludo de bienvenida y acogida fraterna del arzobispo D. Julián, “en esta ciudad del Apóstol, que de manera especial en estos días se hace un Emaús de encuentro, de acogida y de reflexión”, concluía de este modo:

“Que el Apóstol Santiago haga resonar desde aquí la esperanza para que Europa sea cada vez más ‘trasparente al Evangelio’ y sea lugar donde crezca la comunión y la unidad, de forma que el rostro de Cristo resplandezca con todo su fulgor para la paz y el gozo de todos los habitantes de este Continente. Con los peregrinos decimos Eultreia (Adelante) Esuseia (Arriba), deseando que el año 2004 sea una puerta abierta a la nueva Europa del espíritu. Bienvenidos.

 

3.6. El Encuentro XXXII Interconfesional e Internacional de Religiosos y Religiosas

Se celebró en el Monasterio Cisterciense de Sobrado de los Monjes, los días 12 al 18 de julio de 2008, con el lema: “La fuerza del nombre de Cristo – corazón del mundo”. Participaron unas 50 personas de diversos países, confesiones y culturas: Alemania, Bélgica, Bulgaria, Croacia, España, Francia, Guatemala, Italia, Marruecos, Perú, Rumania, Suiza, Chequia y Ucrania. El 15 de julio peregrinaron a Santiago desde el Monte del Gozo, y asistieron a la Eucaristía de los Peregrinos en la Catedral; por la tarde, encuentro con los Religiosos y Religiosas de Santiago y celebración de las Vísperas en la iglesia de las MM. Benedictinas.

El Comunicado final ofrece una amplia información del Encuentro.

Mons. Athénagoras Peckstadf, obispo de Sinope, del Patriarcado Ecuménico en Bélgica, presidente del E.I.I.R., en su introducción al Encuentro, dice: “Si estamos aquí reunidos, es porque creemos en el ideal de la unidad de los cristianos […] Creemos también que Dios mismo hará posible la unidad visible de los cristianos. Lo que nos une ya hoy, es nuestra fe común en ‘la fuerza del nombre de Cristo’. De ahí nuestra elección del tema de nuestro encuentro: “La fuerza del nombre de Cristo – el corazón del mundo”. … Quisiera aún dirigir unas palabras de gratitud a los añorados fundadores de estos encuentros, que nos han dejado a lo largo de este año 2008: Mons. Emilianos Timiadis, Metropolita de Silyvria (Patriarcado ecuménico), y Mons. Julián García Hernando, los dos, grandes figuras contemporáneas del ecumenismo”.

El Comunicado final hace una síntesis de los mensajes enviados al Encuentro, signo de comunión ya existente: el Patriarca Ecuménico de Constantinopla Bartolomé, el Cardenal Walter Kasper (Presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos), el Cardenal Franc Rodé (Prefecto de la Congregación para las Instituciones de  la Vida Consagrada), Mons. Julián Barrio, Arzobispo de Santiago de Compostela y el Metropolita Policarpo de España y Portugal (Patriarcado Ecuménico), que transmiten su bendición y sus ánimos a los participantes.

En el mensaje del arzobispo Don Julián, les dice:

“Agradezco profundamente que hayan querido celebrar en la Archidiócesis Compostelana, concretamente en el monasterio de Sobrado dos Monxes, el XXXII Encuentro Internacional e Interconfesional de Religiosas y Religiosos, con el lema LA FUERZA DEL NOMBRE DE CRISTO, CORAZÓN DEL MUNDO. Les acogemos en la caridad como los discípulos de Emaús acogieron al Señor.

Siento no poder acompañarlos, al menos, en algún momento de su estancia entre nosotros, por encontrarme participando en la Jornada Mundial de la Juventud que se celebra en Sydney. Estoy seguro de que la oración, la reflexión y la convivencia, objetivo de este encuentro, les ayudará a avivar las raíces cristianas y transmitir el Evangelio de la esperanza a quienes buscan la luz de la verdad. Este compromiso exige potenciar el espíritu ecuménico que ha de hacer frente, entre otros, a tres retos importantes: el secularismo, el fundamentalismo religioso y el proselitismo agresivo”.

El Patriarca Ecuménico Bartolomé, en su mensaje, recuerda que: “La fuerza y la potencia de Dios están presentes en el Nombre de Jesús y actúan por su Nombre. Un nuevo lazo existe así entre el Nombre y la persona de Jesucristo. La fuerza del Nombre es la fuerza de Cristo mismo. La invocación de su nombre vuelve a Cristo verdaderamente presente en actos o por gracia, como sucede también con el icono en la tradición ortodoxa”.

El Cardenal Walter Kasper, subrayaba: “La búsqueda de la unidad es un servicio imprescindible que debemos ofrecer siempre a la iglesia de Cristo, porque la unidad pertenece a su esencia y a su misión. (…) Por eso los encuentros pueden ser una manera eficaz de estimular una nueva energía y una nueva iniciativa al interior de las Comunidades religiosas”.

El Cardenal Franc Rodé, animó a los participantes a recordar siempre que: “Es Cristo quien da sentido y fuerza a nuestra opción de vida, quien imprime un impulso hacia el ecumenismo, quien alimenta el deseo de una comunión siempre más plena  entre los cristianos, ‘para que el mundo crea’ (Jn 17, 21)”.

Después, el prior de la Comunidad de los Monjes de Sobrado, el Reverendo Padre Carlos Cuartango, daba la bienvenida a los participantes con unas palabras de acogimiento muy fraternales y deseos para un encuentro fructuoso.

La primera conferencia fue dada por el Rvdo. Hermano Enrique Mirones (Monje católico del Monasterio de Sobrado) con el tema: “Discípulos de Cristo, peregrinos del mundo”. El orador señaló la importancia de “acordarse de nuestra condición de peregrinos (es decir: en movimiento) en seguimiento de Jesús y de que como tales formamos Su Iglesia. El Espíritu de Jesús es el que nos precede en nuestra búsqueda de unidad, en un mundo plural y cambiante. La unidad querida por Dios para los humanos nacerá de la pluralidad y de la diferencia”.

Después de una visita guiada del Monasterio siguió una comunicación de experiencias ecuménicas en Galicia, animada por el Pastor Samuel Arnoso (Iglesia española evangélica), el Rvdo. Padre Benito González Raposo (Delegado de Ecumenismo del Arzobispado de Santiago) y Sor Carmen Ordóñez (del monasterio cisterciense de Armenteira).

El Rvdo. Padre Santiago Madrigal, s.j. (decano de la Facultad de Teología de Comillas – Madrid), diserta sobre el tema “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? (Mc 8, 29)”. Pasando revista a las diferentes percepciones del Hombre ‘Jesús de Nazaret’ en las múltiples expresiones de nuestra sociedad contemporánea, el orador mostró de qué modo la interrogación sobre la identidad de Jesús permanece muy actual, incluso para los no creyentes. Y también de qué modo la lectura de la experiencia de los grandes místicos hispánicos hace descubrir que la humanidad de Cristo es el camino hacia el conocimiento de Dios. “Cristo es el Sí de Dios a nuestra humanidad”.

Siguió una mesa redonda presentando “El III encuentro ecuménico europeo en Sibiu, Rumania, del 4 al 9 de septiembre de 2007”, animada por Gloria Uribe (católica), el Archimandrita Dimitrios (Rogelio) Sáez Carbo (ortodoxo) y el Pastor Michael Riedel-Schneider (luterano).

El pastor Alfredo Abad (Secretario General de la Iglesia Española Evangélica) expuso el tema: “Al comienzo era el Verbo… y el Verbo se hizo carne (Jn 1, 1-14)”. Partiendo de la relación de los versículos del Evangelio de San Juan con el tema del Encuentro, el Pastor desarrolló hasta qué punto “la confesión de fe de la Iglesia primitiva afirma que la acción de Dios en medio de nosotros se encuentra en Jesucristo. El Nombre de Jesús es la expresión del Misterio que quiere transmitirse y que los apóstoles viven en el Resucitado”.

El Metropolita Stéphanos (Charalambides) de Tallínn y de toda Estonia (Iglesia Ortodoxa autónoma), su conferencia se titula: “La fuerza de su nombre, la oración del corazón”, puso el acento en forma de meditación, en la potencia espiritual de la oración de Jesús, Nombre que salva. “Jesús es el nombre de Aquél que sellará el término de la Humanidad, todo parte de Jesús y todo conduce a Él. El Nombre de Jesús lleva en sí una auténtica dimensión sacramental y mística. La práctica del Nombre de Jesús comunica la fuerza de la deificación. Jesús es Presencia en su Nombre”.

El Hieromonje Cristophore Panaitescu (ortodoxo) dio lectura a la conferencia preparada por el Archimandrita Job Getcha (profesor del Instituto Saint Serge de Paris – imposibilitado para asistir) titulada “Cómo dar testimonio de Cristo en un mundo que no cree”. En su reflexión señaló cómo “sin experiencia metafísica es difícil entender la trascendencia de Dios, sin revelación divina nadie puede conocer a Dios. (…) Hay cuatro grandes sufrimientos en el mundo actual: materialismo, relativismo, individualismo y hedonismo. (…) La Iglesia ofrece la amistad de los cristianos como ayuda espiritual”.

El Rvdo. Padre André Louf (Monje católico y antiguo abad del Monasterio de Mont-des-Cats–Francia) subrayó en su excelente presentación de la síntesis del coloquio: “que nuestros encuentros expresan cómo la vida monástica de Oriente y de Occidente han nacido de una misma tradición. Los lazos de amistad entre los participantes hacen retroceder los muros de la división y aceleran la llegada de la reconciliación eclesial. Nuestra vocación es servir a la Iglesia estando presente en la Presencia de Cristo”.

Los testimonios oídos, las relaciones trabadas a lo largo de los días han sido de una gran riqueza. En primer lugar, el testimonio del Hierodiácono Petar Gramatikov (ortodoxo), quien habló de la cristianización del pueblo búlgaro, de la tradición monástica a partir de los discípulos de san Cirilo y Metodio, a través de la iconografía y de la situación actual de la Iglesia Ortodoxa de Bulgaria. Después las Rvdas. Sor Sistina (católica – Perú) y Helena (católica – Guatemala), estudiantes del Instituto Ecuménico de Bossey (Suiza), han dado testimonio de su profunda alegría por compartir la experiencia ecuménica con sus hermanos y hermanas de diversas iglesias. “El ecumenismo es un recorrido importante en la búsqueda de la verdad y de la caridad”.

El 15 de julio, los participantes peregrinan a Santiago de Compostela y participan en la Eucaristía solemne en la Catedral de Santiago; el Metropolita de Tallínn de Estonia (ortodoxo), Mons. Stéphanos, fue invitado a tomar la palabra delante de todos los asistentes: hace referencia al tema del encuentro y recuerda cómo el nombre de Cristo nos une a todos, y agrade al deán de la Catedral la calidad de su acogida fraterna. Al final del día, la Comunidad de las Hermanas Benedictinas de San Pelayo (Santiago de Compostela) nos acogía para una celebración ecuménica de las Vísperas.

La tarde de la jornada final del encuentre estuvo consagrada a la Asamblea General de la E.I.I.R., a la evaluación de este encuentro y a un intercambio sobre proyectos de futuro. El encuentro se clausuró con una celebración de acción de gracias.

La profunda comunión en la oración y el compartir fraterno entre los participantes en el transcurso de estos días, dan testimonio de cómo el Espíritu Santo opera en los corazones y nos conduce, poco a poco y pacientemente, hacia la Unidad plena de la Iglesia.

 

3.7. Llamados a la Comunión. XIX JORNADAS DE TEOLOGÍA del Instituto Teológico Compostelano, 5, 6 y 7 de septiembre de 2018.[11]

El lema de las Jornadas –Llamados a la Comunión– hace referencia al contenido principal de estas Jornadas: La plena unidad de la Iglesia como objetivo último del Ecumenismo. En ese camino hacia la plena Unidad eclesial, hemos querido dedicar un recuerdo operativo a la Quinta Conferencia Mundial Ecuménica de Fe y Constitución, cuyo tema de estudio fue: “Hacia la Koinonía/Comunión en la Fe, la Vida y el Testimonio”, que se celebró en agosto de 1993 en Santiago de Compostela.

 

3.8. Otras reuniones y congresos

  1. Reunión preparatoria en Santiago de Compostela, los días 3 y 4 de septiembre de 2008, del proyecto COESIMA 2 de la Unión Europea, que une entre sí los principales santuarios de Peregrinación; entrevista del Reverendo encargado del Santuario de Santa Brígida en Vadstena, diócesis de Linköping de la Iglesia luterana de Suecia, con el delegado de Ecumenismo de Santiago.
  2. II Congreso Mundial de la Pastoral y Santuarios – Santiago de Compostela – España, días 27 al 30 septiembre 2010. Las siguientes ponencias-comunicaciones tienen relación con el diálogo ecuménico y religioso: La peregrinación en el contexto de la Iglesia ortodoxas, por Su Emcia. Stephanos, Arzobispo Metropolita (ortodoxo) de Tallín y de toda la Estonia.- La peregrinación como ocasión de acogida entre diversas denominaciones cristianas, por el Rvdo Stephen Willis, Rector del Santuario de Nuestra Señora de Willesden (Inglaterra).- La acogida a creyentes de otras religiones, Rvdo A. Michael Arockiasamy, Rector del Santuario de la Virgen de la Salud, Vailankanni (India).
  3. Congreso Internacional sobre el Derecho Humano a la Paz, organizado por la Universidad de Santiago, del 9 y 10 de diciembre de 2010, en el que intervino el Secretario General del CMI, el Rvdo. Olav Fykse Tveit, y fue recibido en audiencia por el Sr. Arzobispo, acompañado por el delegado de Ecumenismo.
  4. Día 11 de diciembre de 2010: Solemne celebración ecuménica en la Catedral de Santiago con intervención del Arzobispo Aris, del Patriarcado armenio de Jerusalén, y de D. Julián, Arzobispo de Santiago de Compostela, con motivo del “acercamiento fraterno” de ambas iglesias que  tienen como patrono a Santiago Zebedeo.
  1. Día 15 de diciembre de 2010: Ponencia-Mesa redonda de Theodosius Atallah Hanna, arzobispo ortodoxo de Jerusalén, invitado por la Fundación Araguaney, sobre “El valor espiritual de la ciudad de Jerusalén en el diálogo interreligioso”, en la que participaron el teólogo Andrés Torres Queiruga y el delegado diocesano de Ecumenismo.

Benito González Raposo

 

[1] Revista Renovación Ecuménica, Salamanca, n. 92, Sept.-Diciembre 1987, pp. 7-13.

[2] Ibídem, pp. 13-19.

[3] BOAS, n. 3402, 20-07-1987: Homilía del Prelado, pp. 401-405; Crónica de su celebración, p. 419.

[4] La palabra griega protos aparece en el N. T. con variados significados: el primero en el rango, entre una serie de personas, en importancia, en el sentido del orden jerárquico: cfr. Grande léxico del Nuevo Testamento, ed. Italiana, F. Montagnini y otros, Paideia, Brescia 1977, vol. XI, pp. 661-667. Aquí se trató de los patriarcas o equivalentes.

[5] Vid. LUMIEIRA, revista de Pastoral, A Coruña, 5/ 1987, Maio-Agosto, pp. 245-247.

[6] Ibidem, p. 247.

[7] Cf. Notas informativas del V Encuentro Ecuménico Europeo, Santiago de Compostela, 13-17-11-1991.

[8] BOAS, n. 3449, Nov 1991, pp. 548-550. Interviene también en la “Santa Misa por la unidad de los cristianos”, que se celebra el día 14 en la iglesia de San Pelayo de las MM. Benedictinas, tomando como base bíblica de su homilía la carta a los Efesios 4, 1-6 y Juan 17, 20-23: Ibidem, pp. 551-554.

[9] Dossier V Encuentro Ecuménico Europeo, Santiago de Compostela, 13-11-1991, Discurso de apertura, p. 2.

[10] Vid. BOAS, n. 3469, Agosto-Septiembre, 1993: Saludo del Sr. Arzobispo a los participantes, a 3 de agosto en el Salón de Actos del colegio La Salle, p. 494, Crónica de su celebración, pp. 499-500; Revista Diálogo Ecuménico, Universidad Pontificia de Salamanca, T. 28, año 1993, n. 92, 5ª Conferencia Mundial de Fe y Constitución en Santiago de Compostela 1993: Crónica, pp. 371-386, Textos de la Conferencia, pp. 387-434; González Raposo, B., A los diez años de la Quinta Conferencia Mundial Ecuménica de Fe y Constitución, Santiago, 2003.

[11] Llamados a la Comunión. XIX JORNADAS DE TEOLOGÍA del Instituto Teológico Compostelano, COLLECTANEA SCIENTIFICA COMPOSTELLANA, n. 42, Santiago de Compostela, 489 pp.