(si Britain+exit=Brexit, Christ+exit= Crexit)
La humildad renace en Cuaresma. Al cumplirse 60 años del tratado de Roma, el Papa Francisco recordó a los dirigentes: la Europa del “escucha hermano” arrancó por el “recuerdo de las desgracias del pasado y de sus propias culpas”. La tumba de Lázaro hedía. Pero ni siquiera las montañas de cadáveres tras las Guerras Mundiales entierran la esperanza.
Trascendencia, apertura, dignidad, fraternidad, verdad, justicia, trabajo, desarrollo, cultura, solidaridad, paz… Los fundadores soñaban ideales gigantes, como el cielo y las estrellas que quisieron por bandera. Ahora se nos dice que hemos de renunciar a ellos. O conseguirlos levantando un muro impenetrable. O que no existe otra vida más barata.
Sin cristianos, Europa legaría fieras de Coliseo, espartanos valientes, método socrático, “meigallos” de druidas, birras vikingas, mujeres, niños y ancianos en desamparo… La Cruz de Cristo elevó esa épica. La dotó de humanidad, cultura y misericordia. En su nombre también abusaron. Pero sin ella, olvidamos a Paloma y nos quedamos en “borrego”.
Manuel Ángel Blanco
(Cope, 31 de marzo de 2017)
