Momento Blanco, en Cope: hambre

No es igual que un joven occidental diga “tengo hambre”, que la misma frase se pronuncie en Burundi, Eritrea o Haití. Incluso un buen “que fame teño”, no hace justicia a la literalidad formal de la frase, porque podría muy bien pronunciarse después de un plato de diseño, pero escaso en la cantidad y calidad de nuestra generosa gastronomía. Siguen aumentando los desechos, residuos y hambrientos, pero no las soluciones.

En 1971, el cantante de folk británico Steve Tilston fue entrevistado, por la revista de rock ZigZag. Tenía 21 años. Al parecer, temía no mantener los pies en el suelo en caso de su triunfar, como esperaba. Por casualidad, John Lennon leyó la entrevista y le escribió unos renglones a Tilston: la fama no cambia la esencia de los artistas, decía quien fuera Beatle, sólo les evita la preocupación por techo y comida.

Ni el británico murió de éxito, ni el de Yoko Ono vivió para “Imagginear” otra “people”. Nuestros niños protestan caprichosos pidiendo un caramelo y luego lo tiran; el “chicotismo” produce “cocinillas”, pero seguimos generando más basura que delantales. Triunfar y placer en paladar, son quimeras. Comer es necesidad. Las voluntarias de Manos Unidas no deberían morir nunca. De hecho, creo que no lo harán. Me llenan.

Manuel Ángel Blanco
(Cope, 10 de febrero de 2017)