Momento Blanco, en Cope: lume

Por desgracia, hemos vuelto a bailar la trágica muiñeira de Os Resentidos, titulada “Galicia sitio distinto”: “Tacón, tacón, tacón, punta tacón (…) arde Galicia co lume forestal”. Desde hace más de treinta años la “amenaza fantasma” se cierne sobre nuestros bosques. Ya no hay humedad como la de antes. Llueve poco. Y el verde de la vida se vuelve gris ceniza.

A medida que el ser humano quema la bandera de Dios, el incendio se propaga al resto de la creación. Los bosques se achicharran, igual que se carbonizan los valores de la sociedad. En vez de dejar que arda el amor en los corazones, dejamos que la corrupción interior calcine los sueños. Una esperanza: la solidaridad parece ignífuga al calor de la tragedia.

Seguro que hoy necesitamos el Domund más que en Asia, África o América del Sur: Alguien tiene que repoblar con árboles de Evangelio nuestro suelo muerto. “Se vexo un dron no meu tellado, collo a escopeta”, afirma el paisano con arrojo. Asusta, pero tal vez la ayuda en la lucha contraincendios venga de arriba.

Todo avance en malas manos se vuelve una amenaza. Si se usa bien, resulta una bendición. De ahí la gran tarea: que nadie nos incinere el alma.

Manuel Ángel Blanco
(Cope, 20 de de octubre 2017)