En Lugo se han echado a temblar, porque les van a hacer la competencia. Víctor Manuel y Ana Belén han cantado como siempre, “pum, pum, quién es, abre la muralla”; pero no han tenido éxito. Y es que, al parecer, Donald Trump se empeña con su muro. En mi barrio de los Castros aprendí que muros, murallas y paredes, tienen siempre un punto débil: cuando menos, son el mejor sitio para jugar un “rebumbio” con el balón.
Pensando en la solidaridad (porque para ser solidarios, pensar es el primer paso; una obviedad que a veces pasamos por alto, sin ejercitarla), los muros no protegen tanto.
Vistos desde dentro, parece que protegen, porque dificultan la entrada. Pero vistos desde fuera, aíslan y, lo que es peor estorban la salida oxigenante de algunos indeseables. En Galicia, esta regla sirve para toda persona, excepto una: el patrón, que es de Muros.
En el proceso celular denominado “fagocitosis”, algunas células rodean con su membrana partículas sólidas y las introducen al interior celular, las engloban y forman alrededor una vesícula, la cual fusionan para degradar el antígeno fagocitado. Ante ese peligro para los que viven tan aislados, razonaba un paisano: “como non nazan ou veñan de fora das fronteiras, a ver quen paga o recibo da luz e mailas pensións”.
Manuel Ángel Blanco
(Cope, 27 de enero de 2017)