El juego macabro denominado “Ballena azul” propone 50 pruebas (empacho de películas de terror; no dormir durante varios días; autolesiones; subirse a un tejado, etc., etc.). Sus “retos” crecen en dificultad y terminan con un desafío: suicidarse. Nos encontramos ante una muestra más de estos tiempos extraños y del vacío existencial en muchas cabeciñas.
El color azul tiene un “aquel” muy peculiar: define la naturaleza de los Pitufos; da nombre a una división en tiempos de Franco; designa a la gallina de las guarderías; pinta el cielo y pronostica si “choverá ou non choverá?”… Dado que el Papa estuvo en Fátima, cabe mencionar un azul que busca la paz: el que corresponde a los devotos de la Virgen María.
Los tonos azulados se tornaron en fúnebres morados después de Eurovisión; al menos para la canción española: hubo que enterrarla. Aquello parecía un “ciberataque”. Max Lüscher estudió la psicología de los colores. Según él, el color azul connota sentimiento, amor, afecto. Así, Susana Díaz salpicó la política de añil con su “no mientas, cariño”.
Manuel Ángel Blanco
(Cope, 12 de mayo de 2017)