VI Domingo de Pascua “A”

Textos profético

“Si claman al Señor contra el opresor, él les enviará un salvador y defensor que los libere” (Is 19, 20).

Texto evangélico

Yo le pediré al Padre que os dé otro Defensor que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la verdad. El mundo no puede recibirlo porque no lo ve ni lo conoce; vosotros, en cambio, lo conocéis porque vive con vosotros y está con vosotros” (Jn 14, 16-18).

Textos patrístico

Por esto el Señor prometió que nos enviaría aquel Defensor que nos haría capaces de Dios” (San Ireneo).

Texto místico

“Estaba un día, víspera del Espíritu Santo, después de misa. Fuime a una parte bien apartada, adonde yo rezaba muchas veces, y comencé a leer en un Cartujano esta fiesta. Y leyendo las señales que han de tener los que comienzan y aprovechan y los perfectos, para entender está con ellos el Espíritu Santo, leídos estos tres estados, parecióme, por la bondad de Dios, que no dejaba de estar conmigo, a lo que yo podía entender” (Santa Teresa, Vida 38, 9).

Consideración

Somos habitados por el Espíritu de Dios, regalo del Resucitado, que nos defiende de nosotros mismos y nos sugiere la dirección del camino que lleva al bien.

El Espíritu del Señor se nos regala en la riqueza de sus siete dones, entre ellos el de fortaleza, por el que podemos resistir a las insidias del Malo.

El Espíritu Santo es abogado, defensor, paráclito, y ejerce su acción a través de sus mociones de manera discreta, pero suficientemente perceptible,

Nos corresponde pedir el Espíritu, pues el Padre lo da a aquellos que saben orar bien, y a quienes le obedecen.

Dios cumple su palabra, y desde el principio de la creación hizo al ser humano insuflándole su Espíritu, por el que somos imagen divina.

Ángel Moreno Buenafuente