III Lunes de Adviento

Monición

Si hay algo en la Biblia que se relacione con la Navidad es, sin duda, la paz. Los ángeles cantan: “Paz en la tierra a los hombres que ama el Señor”. Y la historia señala que cuando todas las naciones estaban en paz, aconteció el nacimiento del Mesías.

La paz es un deseo permanente. En la Biblia la simboliza la paloma con la rama de olivo, icono que recuerda la escena de tiempos de Noé, que recibió la señal de que podía salir del arca porque ya se había secado la tierra, pues la paloma traía una ramita de olivo.

El olivo es árbol sagrado por su hoja perenne y sobre todo por su fruto, del que se saca el aceite, que sirve para alimento, para dar luz y para ungir. Estas propiedades del aceite se concentran en el Mesías.

Texto bíblico

“Que en sus días florezca la justicia, y la paz abunde eternamente”.

Texto Místico

“En una noche oscura,/ Con ansias, en amores inflamada,/ ¡oh dichosa ventura!/ salí sin ser notada/ estando ya mi casa sosegada” (San Juan de la Cruz, Noche Oscura 1).

Texto pontificio

Francisco de Asís “era un místico y un peregrino que vivía con simplicidad y en una maravillosa armonía con Dios, con los otros, con la naturale­za y consigo mismo. En él se advierte hasta qué punto son inseparables la preocupación por la naturaleza, la justicia con los pobres, el compro­miso con la sociedad y la paz interior” (Francisco, LS 10).

El olivo

“… como flor del rosal en primavera,/ como lirio junto a un manantial,/ como brote del Líbano en verano,/ como fuego e incienso en el incensario,/ como vaso de oro macizo/ adornado de toda clase de piedras preciosas,/  como olivo floreciente de frutos,/ como ciprés que se eleva hasta las nubes” (Ecco 50, 8-10).

¿Te sientes ungido con el aceite bautismal? ¿Te mueves a curar con el aceite samaritano las heridas de quienes sufren junto a ti?

Ángel Moreno Buenafuente