Momento Blanco, en Cope: patio de colegio

Dos chavalotes. En clase se aburrían un poco: no por superdotados; más bien por distraídos. Otro cantar sucedía en el patio: allí sale lo que la persona lleva dentro; incluso lo indomable. El rubiales, un “pollo-pera” con delirios de “guaperas”, jugaba al baloncesto. El moreno, con el pelo a la taza, practicaba con un tirachinas y unos dardos cerca de la cancha.

Pero dos gallos no caben en un gallinero. El moreno rozó con sus dardos y sus chinas a algún colega del rubio. Éste paró con el pie el balón, se remangó la sudadera enseñando músculo y aconsejó, índice en alto: “ándate al loro”. El del pelo a la taza frunció sus ojos de arroz, y se hizo sujetar, chillando entre aspavientos: “agarradme fuerte que le meto…”.

Esta pequeña parábola sobre las hostilidades entre EE.UU. y Corea del Norte recuerda la necesidad de paz en el mundo. La paz no viene por el “canguelo” que impone el abusón; o por el tirón de orejas de la profe que arbitra o castiga. Cuantos reposan su alma en Jesús, que está Vivo, encuentran misericordia, paz, puerto seguro. A pesar del caos.

Manuel Ángel Blanco
(Cope, 21 de abril de 2017)